L O S E S T A T U S

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Los estatus son lo que son, parachoques y prebendas «per se» que han de llevarse con altiva sencillez, aunque el oxímoron no pegue ni con queso y, al cabo, los estatus solo sirvan para preservar a los unos contra los otros. Ahora que corre prisa encontrarle un estatus al rey «abdicador» para que duerma a pierna suelta y no tema descuido alguno. Porque así están las cosas, algo empalagosas, bastante premiosas, antes de que se instale «el peligro», llámese izquierda extrema, llámense antisistemas irreductibles. Y entonces toca «aforar» al rey cesante, con urgencia precisa, uno más entre los 10.000 «aforados» que se le deben merecer, para que no sobresalte nada imprevisible al nuevo figurón de Estado. Y por eso mismo se aplican ya a la tarea, prácticamente cumplida, de «preservar» al personaje regio, y uno trata de explicarse tanta preocupación sobrevalorada, como si fuera tan difícil vadear los entuertos sin el paraguas de un buen aforamiento. Claro que entonces parecerá que uno hace demagogia, cuando simplemente acaba de percatarse que demasiados millones andamos «con el culo al aire», cuando creíamos que el del culo al aire era el rey, porque se nos están cortando las risas de cuajo. En otro orden de estatus, el señor juez Ruz ha dictaminado como verificable y muy cierto que el PP, en su sede central, pagó 880.000 euros en negro para sus obras de remodelación, sin que nadie se dé por aludido, del presidente abajo ninguno, por estatus delegado se supone que de cara de hormigón y laxa responsabilidad. Cuando aún no se sabe, ni ganas, quién y por qué y para qué. . .apoquinaba tanta cantidad de dinero al partido popular, como para que siga rulando la desvergüenza y la impunidad sin que en este país pase algo y pague alguien, tal vez por culpa del estatus ese del carajo. Ahora que la justicia universal anda en proceso de liquidación, con la fiscalía presionando para que la Audiencia Nacional abandone el caso de José Couso, fotógrafo «español», en misión de trabajo informativo para su diario, que fue abatido por fuego «amigo», dando por acabado el caso en el limbo de un mal estatus precocinado y chapeado al dictado de los intereses económicos. Mientras en nuestro país no se puede ocultar la penuria y la mala alimentación, por necesidad no abastecida, para que los comedores escolares sigan asegurando una comida equilibrada y digna para todos los niños . . .que no tienen el estatus suficiente que les asegure su derecho a una alimentación sana y equilibrada. . .A riesgo de que esto también se considere demagógico. Y de paso, y entretanto, y muy bien pensado y planificado, y con todas las de la ley, y sin que nada les vaya saliendo ni ,medio torcido, con unos infames en el disparadero: los antisistemas, republicano y revolucionarios, reducidos a la nada invisible y peligrosa, porque los comportamientos y los discursos se repiten y dan en el clavo de la «demonización necesaria» de «la extrema izquierda que osó asomar la patita». Que ¡hasta ahí podíamos llegar! Con lo bien que andaban repartiéndose el pastel de los estatus los palafreneros del poder aupados al mismo poder que los sostiene. Hasta que se logre encerrar, de nuevo, en el baúl de los olvidos los fantasmas peligrosísimos de la desbandada sin estatus que reclama lo imposible de aceptar. Porque el poder goza de su estatus a prueba de desapegos e desigualdades inaceptables. Torre del Mar 12 – junio – 2.014