La falta de deseo sexual afecta ya a la mitad de las mujeres en España

RAQUEL RIVERA. MÁLAGA Alrededor de dos millones de hombres sexualmente activos de España sufre disfunción eréctil, lo que significa el 18 por ciento de este colectivo. Problemas de pareja, conflictos psicológicos, causas orgánicas como la diabetes o la hipertensión e incluso el tabaco están detrás de este índice de impotencia. Precisamente, los fumadores tienen el doble de probabilidades de padecer disfunción por los efectos perversos de la nicotina. El origen y tratamiento de los trastornos sexuales es un tema de análisis por parte de expertos de la Academia Internacional de Sexología Médica, que por primera vez se reúne en España, concretamente en Málaga.
Los datos sobre la incidencia de
los problemas de impotencia en la sociedad los ha aportado el Instituto Andaluz de Psicología y Sexología, que ha desarrollado varios estudios. Su presidente y organizador del encuentro, Francisco Cabello, asegura que las jornadas servirán para divulgar los numerosos conocimientos sobre sexología que normalmente sólo fluyen en los circuitos científicos. Ayer, miembros de la academia se reunieron en el Colegio de Médicos para marcar los protocolos de actuación y los temas de actualidad en esta materia.

Tabaco e impotencia. La falta de deseo sexual en la mujer es uno de ellos. Cabello explica que los estudios apuntan a que este problema afecta ya al 48 por ciento de la población femenina y tiene su principal causa en los problemas y el desgaste de pareja. "Es una cuestión estrictamente sociológica. Ahora se elige a la pareja por amor, no como antes que las relaciones podían ser por imposición. Pero las emociones son efímeras y el deseo no se puede mantener a toda costa", expone el experto. Otros factores que influyen en la pérdida del apetito sexual son las disfunciones sexuales previas, los problemas emociones, como situaciones de estrés y ansiedad, y con menor frecuencia los trastornos hormonales.
El tabaquismo tiene un efecto perjudicial en las relaciones íntimas, tanto en el placer, como en la comunicación con la pareja y el aspecto meramente reproductivo. "En la sexualidad, para que la persona lubrique ha de liberar el óxido nítrico endotelial (capa de células que cubre el interior de los vasos sanguíneos, como una epidermis que facilita el desplazamiento de la sangre), pero el tabaco lo inhibe", razona Cabello.
En lo relativo a la impotencia, el cigarro agrava el riesgo de disfunción eréctil en el hombre, y en la mujer, los problemas de lubricación. Este aspecto está relacionado con la excitabilidad. Este especialista va más allá en los efectos del tabaco en el sexo, hasta el punto de desmontar costumbres
mitificadas. "Se habla del placer del cigarro después de una relación, pero no tiene sentido recurrir al tabaco como satisfacción, porque, en teoría, ya se colma en el acto sexual en el que se liberan las endorfinas, sin necesidad de la nicotina", sostiene.
También las fumadores tienen más riesgo de padecer problemas en la excitación porque el humo del tabaco merma el olfato, cuya sensibilidad es dos mil veces superior al del hombre.
En el ámbito reproductivo, los estudios clínicos han demostrado que la nicotina reduce la movilidad de los espermatozoides y en la mujer existe más riesgo de aborto. De hecho, el 28 por ciento se produce en mujeres fumadoras. También acelera la aparición de enfermedades en el feto y en muchos casos los bebés nacen con un tamaño menor de lo habitual. "Todos los efectos nocivos del tabaco en la capacidad pulmonar se conocen. Pero no se informa tanto de estos en el aspecto sexual, en el que se ha constatado científicamente", dice Cabello, organizador del encuentro que se celebrará hasta mañana en el centro cívico.
Por otro lado, las recientes investigaciones apuntan a un incremento de trastornos de impotencia entre la población femenina, como la anorgasmia (ausencia de excitación) y el vaginismo, este último es común en el cuatro por ciento de las mujeres. Francisco Cabello atribuye la mayor prevalencia a creencias, como lograr la satisfacción sexual en la pareja para no sentir vergüenza, es decir, "la idea de quedar bien en la cama". Además, influyen cuestiones psicológicas, es el caso de asociar la penetración con el dolor. En último lugar, figuran los trastornos hormonales que condicionan las relaciones íntimas. Según este especialista, los más habituales son la disminución de los andrógenos en las mujeres, que reduce el deseo sexual y puede derivar a la pérdida de la regla, y el aumento de la prolactina, que conlleva a anular el apetito sexual.
Los expertos consideran que los tratamientos de los trastornos deben ser individualizados, ya que en cada caso existe un origen determinado, psicológico u orgánico. Normalmente la disfunción sexual en el hombre se trata con fármacos, mientras que en la mujer se pueden combinar la terapia hormonal con la emocional.   Fuente: La Opinión de Málaga