La propuesta que traía La Farruca –hija del gran bailaor Antonio Montoya “ Farruco” y madre de Manuel “El Carpeta”, el último de la saga- era un sencillo homenaje a grandes figuras del baile flamenco: Fernanda Romero, Juan Antonio Montoya Manzano “Farruquito” –hermano de la protagonista muerto muy joven en accidente de tráfico-, Matilde Coral, Lola Flores, Carmen Amaya y Antonio Montoya “Farruco”, patriarca de la casa que mejores bailaores y bailaoras ha dado en los últimos años. Por lo tanto, nada se podía esperar que no fuera baile, cante y toque de calidad y de fuerza jonda. Y eso fue lo que hubo.
Rosario Montoya “La Farruca”, hija y madre de bailaores, quería despedirse de la escena recordando a los que ella considera maestros demostrándoles su admiración y recordando sus bailes, o sus conceptos del baile, pero sin caer en el mimetismo ni en el pastiche fácil de la remembranza lacrimógena. Bailó con fuerza, electrizante, jonda y por momentos emocionante. Siguiendo al pie de la letra las enseñanzas de su padre, creador de una denominación de origen que únicamente es patrimonio de la última gran casta bailaora que todavía podemos disfrutar. Bailó el taranto con la negrura de la mina apenas alumbrada por el tenue farol, nos dejó unas alegrías y unas cantiñas para recordar a su hermano y a la gran Matilde Coral –presente en el espectáculo- con la elegancia salvaje que caracteriza el original primitivismo que adorna su estética bailaora; en la zambra que le cantó Pedro “El Granaíno” con el piano de Pablo Maldonado fue una Lola Flores enamorada, en la seguiriya se tornó Carmen Amaya sacada de la película “Los Tarantos” de Rovira Veleta, y en la soleá dejó la impronta de su padre para demostrar lo evidente: bailar flamenco es olvidarse de todo para que nada se olvide. Lo demás son florituras.
Menciones especiales para Manuel “El Carpeta”, que siendo un niño es ya un sorprendente bailaor, Pedro Heredia “El Granaíno” que arrancó una lágrima de emoción a este crítico cuando cantó desgarrado por martinetes y el pianista Pablo Maldonado, que interpretó al piano la zambra caracoliana magníficamente interpretada por El Granaíno para que la Farruca brillara de rojo pasión.
Por Paco Vargas
Fotos: Javier Fergó (Festival de Jerez)
Fotos: Javier Fergó (Festival de Jerez)