ALFONSO VÁZQUEZ. MÁLAGA "Siempre hemos tenido una baja conflictividad, pero desde que está en marcha el programa, la convivencia ha mejorado sin lugar a dudas", explica Francisco Luis Martínez, director del Instituto Católico de Estudios Técnicos.
Desde hace dos años es uno de los centros en los que mejor funciona el programa de la Junta de Andalucía `Escuela, espacio de paz´, "que trata de mejorar la convivencia entre alumnos y profesores, y sobre todo entre los propios alumnos", explica el director.
La idea es sencilla: los alumnos problemáticos que inciden en la buena marcha de la clase son enviados durante el recreo a un `aula de convivencia´. Allí, realizan trabajos con profesores formados para estas lides, y con la ayuda de otros alumnos analizan por qué han sido expulsados de clase.
Una comisión formada entre otros por profesores, alumnos, personal del colegio y miembros de la asociación de padres coordina este programa, pensado para alumnos del tercer ciclo de Primaria y la Enseñanza Secundaria.
Entre iguales. "En el caso de que haya una pelea entre dos alumnos, existe un grupo de chicos que ha hecho un curso de mediación de conflictos y que media en la pelea", explica Francisco Luis Martínez, que destaca que la implicación de los propios estudiantes es una de las claves del éxito de la iniciativa. "Normalmente el adolescente, como vive entre sus iguales, reajusta su conducta entre sus iguales". La duración media de estas clases de `refuerzo´ para alumnos problemáticos suele ser de una semana.
Lorena Guerrero, alumna del ICET de 17 años, es una de las que participa en este programa. Ella es una de las `madrinas´ que amadrina al alumno que entra nuevo en el colegio. "Hacemos de tutores, si tienen problemas nos lo cuentan", explica, mientras pone el ejemplo de una alumna que amadrinaba a un nuevo estudiante y que medió para evitar una pelea