¿Qué ha podido ocurrir?, ¿cuándo?, ¿por qué?, ¿estará debajo de las toneladas de arena extraídas de la draga del puerto deportivo “El candado”? En tal caso, ¿cuándo la volverán a redescubrir a la vista del público? Porque, ciertamente, no parece probable que una roca tan enorme y pesada haya sido arrancada del lugar que siempre ocupó y transportada hacia no sé qué otro sitio; tampoco que haya sido destruida a causa de alguna obra pública; el tramo de paseo marítimo de la zona este de la playa de El Dedo (“El Deo”, para la gente de El Palo) quedaría lejos de su ubicación original. Entonces… ¿qué ha podido suceder?
¿Merece la pena escribir este artículo por una simple roca? Pues sí, merece; porque entiendo que hay elementos del paisaje que constituyeron referentes cuya existencia deberíamos defender por formar parte de nosotros, de la memoria colectiva de los paleños y paleñas que hicimos esta barriada malagueña con nuestro ser y nuestro hacer; porque forma parte de nuestra memoria colectiva como el peñón de “El cuervo” (para los de Almellones o La Araña) u otros monumentos naturales grabados en nuestras mentes. Pero, además, merece la pena escribir este artículo dedicado a esa emblemática roca, porque no hay ninguna razón (al menos no la veo) de índole práctica o de otra naturaleza para mantener oculto (en caso de que siga existiendo en el lugar) lo que siempre vimos al aire libre (como muestra la foto). En el supuesto de que sea consecuencia de los trabajos de la citada draga, presupongo que habrá contado con las autorizaciones gubernamentales preceptivas para realizar semejantes modificaciones estéticas en la zona de entrada de dicho puerto deportivo que si bien (espero no estar mal informado) disfruta de una concesión privada (incluso cuando entre sus objetivos estatutarios no esté el ánimo de lucro y sí el fomento del deporte), pertenecería a la Empresa Pública de Puertos de Andalucía (¿o no?). Pero en cualquier caso y en la hipótesis de que esté enterrada “La piedra Pincho” por las obras de draga, ¿habría que recordar a quienes gestionan esta entidad (puerto deportivo “El Candado”) y a quienes hayan podido autorizar la cobertura y modificación de aquel entrañable espacio paleño, que los placeres náuticos de una porción de la población son muy respetables, pero no hasta el punto invadir la propiedad pública en provecho propio.
P.D.: Abundando en su localización, está (o estaba) la roca en cuestión situada en la parte este más extrema de la playa de “El Dedo”, a la altura aproximadamente de la esquina de levante del restaurante “Tintero II” (enfrente) coincidiendo con el final, por ese lado, del paseo marítimo de El Palo y a la derecha, en dirección al mar, de la puerta de acceso del citado puerto deportivo.
Fuente: Antonio Caparros