La ruina de los Baños del Carmen se debe a que las constructoras Vera y Acha no han invertido un euro durante los 23 años que los gestionan

LA gestión de las instalaciones del balneario de los Baños del Carmen se inicia con una concesión realizada dos años después de su inauguración, en 1920, y por un periodo de 99 años a una familia malagueña, los Gómez, que después dieron a la ciudad el que fuera entre 1937 y 1939 el primer alcalde de la dictadura franquista, Enrique Gómez Rodríguez.

EN 1988 un grupo de constructores locales decide comprar las acciones de la sociedad anónima Parque Balneario de Nuestra Señora del Carmen a la familia Gómez, y beneficiarse de la centenaria concesión. Esta operación conjunta se realizó con vistas a hacer negocio a largo a plazo con un posible gran ‘pelotazo’ urbanístico y su diseño mercantil corrió a cargo del abogado, José Manuel Cabra de Luna, a la sazón ex presidente del Consejo Social de la UMA y vicepresidente de la fundación Málaga Ciudad Cultural.

CABRA de Luna entró a formar parte de Parque Balneario de Nuestra Señora del Carmen SA de la mano del que era entonces su cliente, Rafael Ortega Pascual, pero a los pocos años abandonó esta aventura empresarial que, con la crisis del 93, pasarían a dominar el Grupo Vera y el grupo Acha. En aquellos años -según señalan a esta revista dos fuentes que conocen de primera mano lo ocurrido- el grupo que dirige Francisco Vera y los promotores de Añoreta Golf se hicieron con el control de la sociedad. Y así lo corrobora la información del Registro Mercantil consultada por EL OBSERVADOR, en la que entre administradores y apoderados encontramos al propio presidente del Grupo Vera, junto al director financiero de la constructora, Francisco Luis García Hurtado, o al director de Alei, la inmobiliaria de Vera, Juan Maldonado Taillefer, entre otros. Por parte de la familia Acha Yagüe figuran Felipe y José Luis, como apoderado y administrador respectivamente.

ESTOS promotores realizaron continuas presiones para sacar adelante la construcción de un puerto deportivo que se situara justo delante del balneario, en el morro del Morlaco. Pero estos intentos fracasaron no tanto por la negativa del Ayuntamiento -es sabido que el actual alcalde Francisco de la Torre ha luchado y clamado por la construcción de este puerto- si no por las reticencias de Costas dadas las afecciones medioambientales que conllevaría, y no menos decisivo, por la rotunda negativa que destacadas familias de la urbanización de lujo la Torrecilla mostraron a que este proyecto se plantara justo frente a sus viviendas, ya que conllevaría a la fuerza nuevas construcciones. Así que la idea de hacer “un minibanús”, como lo define una de las fuentes, se desvaneció.