La Trini" interpretaba todos los cantes de Málaga, aunque su predilección fueron las malagueñas, las cuales no solamente las cantaba sino que tiene en su haber la creación de varios estilos que hoy se si-guen cantando por la mayoría de los cantaores actuales, y en cuya habilidad, según los entendidos, sola-mente fue superada por don Antonio Chacón.
"La Trini" nació en el seno de una humilde familia. Entre sus familiares más allegados, nadie había destacado antes por sus inclinaciones flamencas. Debido a sus excelentes cualidades, pronto la fama que había ganado localmente se fue extendiendo por toda Andalucía y por otros lugares de España.
Pero, si en el terreno artístico fue cosechando éxitos y fama, en el terreno personal, su vida fue un continuo rosario de fracasos y padecimientos. Muy joven aún tuvo que soportar la mutilación de un ojo. Se dice, aunque no están suficientemente contrastados los detalles, que el accidente se produjo cuando su novio, Agustín el Caracolero, le ofreció una aceituna pinchada en la punta de su navaja; "La Trini", al inclinarse para tomarla con la boca, debió sufrir algún desequilibrio y el resultado fue que la navaja se clavó en uno de sus ojos, con el resultado de la pérdida del mismo. En otra ocasión, parece ser que en el año 1897, un catorce de abril, "La Trini" fue sometida a una grave operación ginecológica, efectuada por el doctor Gálvez Ginachero, en recuerdo de la cual, más tarde y una vez recuperada, compuso una de sus malagueñas más emblemáticas:
A pesar de los muchos avatares, "La Trini" fue una mujer con mu-cho temple y coraje que supo sobreponerse a todas las adversidades. Era considerada una mujer elegante y glamurosa, poseedora de un depurado y exquisito gusto en el vestir y en sus cuidados personales.
En sus mejores años, "La Trini" alternó en los cafés cantantes con todos los grandes de la época: Chacón, Fosforito, Canario, Juan Breva, La Niña de los Peines, Fernando el de Triana, etc.
Pero, debido a los continuos contratiempos y a los costes de su operación, su economía en los úl-timos tiempos se vio gravemente amenazada, por lo que tuvo que pedir ayuda económica a sus amigos. Se cuenta que a uno de los que se dirigió fue a su buen amigo y gran cantaor Juan Breva, y lo hizo en estos términos: "
Amigo Juan: me encuentro enferma, y a desí verdá con deseos de morirme. No me puedo le-vantar de la cama, y por descontao no puedo actuar en ninguna parte. Recurro a ti porque te conozco y sé que nunca serás capás de echarte en bolsillo roto lo que te pide una buena amiga. Sé de tus éxitos en Madrid, y que eres tan querido como tú te mereses. Tengo menos aliento que una gallina pisá, pero sé que llegarán hasta ti. Mi estado no sé si será muy grave, pero la verdad es que la vida se me escapa. So-córreme".
Efectivamente, Juan Breva no desoyó la llamada de su amiga, y le organizó una gala benéfica en el teatro Vital Aza, de Madrid.
En el año 1909 se casa con el industrial Ignacio Maroto Sánchez, junto al cual establece su famoso Ventorrillo de La Caleta. Allí se celebraron reuniones flamenca memorables. En los últimos años del Ventorrilo de la Caleta, ya retirada del cante en público, los artistas de la época celebraban grandes reu-niones de cante, y ella, ocasionalmente, participaba con su voz, llegando a merecer estas palabras del can-taor y guitarrista Fernando el de Triana:
"Mientras más se agotaba físicamente, más sublime era su arte, entonces era cuando estaba verdaderamente incopiable ¡Qué cosas hacía a los cantes!"
Con el permiso de mi amigo, compositor y letrista, Paco Acosta, voy a transcribir un perfecto, certero y bonito soneto de su autoría, dedicado a "La Trini":
Tenía la pureza del diamante
su hermosa voz. La Málaga cantora,
nombróla de su cante embajadora,
y de su arte y estilo fue garante.
La Trini fue la gran reina del cante
por sus dotes sin par de creadora
y su inmenso poder de cantaora
lleno de flamencura desbordante.
Brillaba Trinidad por lo famosa;
mas su felicidad era engañosa
pues nunca la asistió la buena suerte:
la desgracia, tenaz, la perseguía
y con ella luchó día tras día
hasta el último instante de su muerte.
Si alguien quiere completar su información sobre "La Trini" y sobre otros cantaores malagueños, sugerimos acuda al libro imprescindible de don José Luque Navajas, escrito en 1965, "Málaga en el cante".
Una anécdota: en los últimos años del siglo pasado, el autor de esta semblanza fue fundador, junto con otros afi-cionados, del Rincón Flamenco Parque del Sur. En las reu-niones preliminares, antes de aprobar los estatutos, se some-tió a votación el nombre que debía ponerse a la Peña. El que suscribe sugirió el nombre de La Trini, nombre que fue desestimado por la mayoría, aduciendo que sien-do una cantaora de mala reputación empañaría el buen nombre del rincón flamenco y de la barriada. ¡Co-sas de la vida!
De Cartagena salí
y en San Antón me prendieron.
Conducido a Murcia fui
y allí mis quebrantos fueron
al acordarme de ti.
Luis Antonio Utrera Madroñero
Fuente: El Avisador de Málaga
No se borra de mi mente
el día catorce de abril;
y siempre tendré presente
que en ese día me vi
a las puertas de la muerte.
Posteriormente tuvo una tabernilla en la calle Comedias y en 1917 se retiró del cante definitiva-mente y se fue a vivir a Antequera, donde pasó los últimos años de su vida, regentando, según se dice, una casa "de mala nota". En 1917 se le dedica un homenaje en el teatro Novedades de Málaga, con moti-vo de su retirada de los escenarios.
Una vez terminada su biografía, quiero añadir algunas pinceladas acerca de la artista que hoy nos ocupa. Aparte de los diferentes estilos de malagueñas que se le reconocen, "La Trini" cultivó muchos otros cantes y fue creadora de los mismos. Como ejemplo, una cartagenera que se le atribuye dice así:
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