La cultura del esfuerzo y el sacrificio tampoco existe en el ámbito académico. Los estudiantes malagueños quieren titularse cuanto antes, incorporarse al mercado laboral más pronto que tarde y comenzar a ganar y gastar dinero. Optan por carreras más cortas y más fáciles para lograr su objetivo. Por eso, en los últimos cinco años, las carreras técnicas y experimentales han sufrido un descalabro en el número de matriculaciones.
La tendencia parece consolidada, según el vicerrector de estudiantes de la Universidad de Málaga, Juan Antonio Perles. El mapa universitario está cambiando y la vocación, aunque sigue existiendo, pasa a un segundo plano cuando se trata de elegir la carrera que se quiere estudiar y proyectar el futuro profesional. Por eso, ganan alumnos las diplomaturas frente a las licenciaturas.
Otro factor determinante, a juicio de Perles, para que los alumnos descarten estas titulaciones es el peor nivel de formación con el que acceden a la Universidad desde la ESO. "Cuando se modificó el sistema educativo, se apostó por algo muy conveniente: la escolarización obligatoria hasta los 16 años de edad. Sin embargo, esto se ha hecho a costa de la selección de alumnos que pretenden llegar más lejos en su formación", señala el vicerrector de Estudiantes de la institución académica.
La UMA tiene 33.085 alumnos matriculados este curso que está a punto de finalizar. Hay unas 3.000 mujeres más que hombres, una clasificación por géneros que termina imponiéndose cada vez con más claridad. La inmensa mayoría (el 55,1%) está estudiando carreras de la rama de Ciencias Jurídicas y Sociales (Administración y Dirección de Empresas, Derecho, Periodismo, Psicología, Turismo…). Sin embargo, no son las más demandadas.
Prestigio social. Medicina (que es la que tiene una mayor nota de corte), Fisioterapia, Enfermería y Podología, todas ellas de la rama de Ciencias de la Salud, reciben muchas más solicitudes de las que pueden aceptar. Así, el pasado año la primera tuvo 2.709 peticiones para 137 puestos. Son profesiones que gozan de un gran prestigio social y que, a pesar de su dificultad y duración, son elegidas por muchos estudiantes. También porque disfrutan de buenas salidas laborales, a veces incluso en el extranjero, ya que la Sanidad española está muy valorada en Europa, y en Gran Bretaña existe una gran demanda de sanitarios.
En el polo opuesto se sitúa Biología, que ha pasado de contar con 1.371 alumnos en 2001 a los actuales 910; Matemáticas, que tenía 311 estudiantes matriculados hace un lustro y este año sólo tiene 166 alumnos; o Química, quizás el caso más flagrante ("aunque tiene que competir con Ingeniería Química", precisa Perles), que ha visto reducida su cuota de universitarios casi a la mitad en estos últimos cinco años (de 669 a 341).
Un caso parecido le ha ocurrido a Informática, que tenía 1.002 matrículas hace un lustro y este curso se ha quedado en 593. O Ingeniería de Telecomunicaciones, que tenía 1.355 alumnos en 2001 y este año tiene 920. O Ingeniería Industrial (832 a 667). Son ejemplos que demuestran cómo las carreras técnicas han sufrido un descalabro en las matriculaciones. Sólo Arquitectura, por ser de reciente creación y por la gran demanda de arquitectos que exige el entorno socio-económico de la Costa, ha aguantado el tirón de las técnicas.
LA OPINION DE MALAGA