«Las dioxinas, que sólo emiten las incineradoras, son las partículas más tóxicas que existen»

Al médico y jefe del departamento de Farmacología y Toxicología del Instituto de Investigaciones del CSIC de Barcelona y experto en neurotoxicología Eduardo Rodríguez Farré (Barcelona, 1941) no hay quien lo convenza de las supuestas bondades de la incineración como método para la gestión de residuos. Y es que, después de una larga trayectoria estudiando los efectos de las dioxinas y los furanos en la salud del ser humano, los resultados conseguidos en su laboratorio no hacen más que subrayar que la incineración, el método que defiende el PSOE para tratar los residuos de los asturianos en un futuro no muy lejano, es «muy peligrosa». A quienes defienden la inocuidad de la quema de residuos orgánicos les da Rodríguez Farré réplica en esta entrevista.

-Peligros de la incineración.

-Muchos. Y no sólo para quienes vivan cerca de ella. Las emisiones de las incineradoras se diseminan en el ambiente a través de kilómetros y kilómetros. Son partículas minúsculas que se instalan en los pulmones y en los bronquios y pueden llegar a producir cáncer. Además también entran en los ciclos de alimentación.

-¿Sólo la quema de residuos orgánicos produce dioxinas y furanos, o existe algún otro sistema que emita los mismos componentes?

-Estas sustancias sólo se producen por la combustión de productos orgánicos. Las hemos creado los seres humanos.

-¿Es más limpio entonces acumular residuos en el vertedero?

-Sin duda. Pero hay que aprender a gestionar bien los vertederos. No obstante, es un sistema mucho menos nocivo para la salud. El vertedero no genera más productos que los que van a parar a él, pero una incineradora sí: está comprobado que las dioxinas y los furanos son los componentes tóxicos más peligrosos para la salud.

-¿Cuáles son los riesgos más comunes en la salud de los que se ven afectados por las emisiones de las incineradoras?

-Principalmente, las alteraciones en el sistema endocrino. Las partículas que se derivan de la combustión actúan como hormonas en el cuerpo del ser humano, la célula equivoca estas hormonas con las propias y modifica su regulación. Es frecuente que se produzcan alteraciones en el tiroides, en el neurodesarrollo del individuo y disminuyen las defensas. Además, las células son cancerígenas.

-Sabe que hay muchas comunidades españolas, entre ellas Asturias, que están apostando por la incineración. Si son ciertos estos efectos sobre la salud pública, ¿por qué esta defensa de la quema de residuos?

-Es más rentable. Les trae más a cuenta eliminar residuos de esta forma. Los vertederos llevan consigo una inversión importante en reciclaje y reutilización. Además hay mucha ignorancia en lo referente a la toxicidad de las emisiones.

-¿Podría decir cuántas probabilidades más tiene una persona de desarrollar un cáncer si está en contacto con las emisiones de una incineradora?

-Es algo difícil de calcular. Cuando una persona llega al médico con una patología, no es sencillo saber si esa enfermedad vino provocada por unos agentes o por otros, pero lo que sí podemos asegurar es que aumentan las patologías cuando la gente vive bajo los efectos de las dioxinas y los furanos, y no sólo hablamos de cáncer.

-¿Entonces se equivoca Asturias al apostar por la quema de residuos para gestionar las basuras urbanas?

-Sí. Varios médicos, y yo entre ellos, hemos hecho un manifiesto contra la incineración porque somos conscientes del peligro que supone para la sociedad. En otros países -por ejemplo, Italia- se hizo otro manifiesto similar. Hay que buscar otras alternativas, porque la incineración supone un grave peligro para la salud.

Perfil
Eduardo Rodríguez Farré nació en Barcelona en 1941.
Médico e investigador, lleva toda su vida dedicado a estudiar los efectos toxicológicos de los agentes externos en el hombre.
Entre sus análisis, ha dedicado años a valorar los efectos de las dioxinas y los furanos que generan las plantas de incineración.
Asegura que no hay agentes más tóxicos para el hombre que estas dos sustancias, causantes de graves patologías neurológicas, alimenticias y oncológicas.