El artista y académico de San Telmo Pepe Bornoy es una excepción a esto del éxito decimonónico porque, estando a años luz de estos planteamientos trillados, ha logrado no sólo el triunfo fuera de España sino lo más complicado de todo, el reconocimiento en su ciudad natal con un arte siempre en vanguardia.
Y no es «siempre en vanguardia» una frase hecha. En enero de 1970 llenó la playa del Peñón del Cuervo de caballetes con medio centenar de obras, una imagen onírica que se reforzaría con la destrucción de estas creaciones, un acto plasmado en la película Bornoy sucesivamente de Miguel Alcobendas.
Tres años más tarde publica el libro de poemas 004 y medio IBM y compañía, que ratifica ese afán por abrir caminos, remar a contracorriente y no quedarse en las aguas mansas de la tradición.
Así que no es de extrañar que el mismo año en que se estrenaba en los ordenadores el Windows 95, Pepe Bornoy diera un tempranísimo salto digital, territorio en el que se mantiene y en el que cuenta con 1.600 obras inéditas, lo que da una idea de su incansable producción.
Una pequeña parte de su trabajo digital puede verse hasta el 19 de octubre en la sala de exposiciones de Cajamar (Alameda Principal, 19) con el título de Cristalografía. Se trata de 22 cuadros digitales surgidos de trozos de inspiración como puede ser un pedazo de cristal de Murano encontrado por el artista en la calle, escaneado y tratado digitalmente hasta crear una imagen de ensueño, simétrica y cuajada de horas de trabajo.
Pepe Bornoy es un experto en la esgrima digital, disciplina artística en la que el sable, la espada o el florete se cambian por el ratón del ordenador, instrumento con el que este creador realiza arriesgadas fintas y molinetes que dan como resultado absorbentes obras de arte, abstracciones digitales de gran belleza, como pedazos de una realidad nunca vista y ajena a la Tierra.
Sostiene Pepe Bornoy que desde que se creó el lienzo en blanco es casi imposible innovar en el arte. Su Cristalografía es una prueba (fascinante) de que sigue habiendo margen para la sorpresa y las sendas poco exploradas