LAS PALEÑAS DE HACE 40AÑOS

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Ahora se celebra el 8 de marzo y yo recuerdo que hace 40 años esta fecha no tenía la misma fuerza que ahora. Pero hace 40 años en el Palo no faltaban las mujeres que   representaran este día   con su actitud y forma de vivir el barrio y la relación con la vecindad.

Miro desde la ventana del recuerdo y veo en las calles y paisajes paleños a mujeres como Ascensión con su inseparable perrito, siempre dispuesta a defender y ayudar a los más marginados y necesitados, luchando por la construcción de mejoras en nuestro barrio. Siempre generosa y simpática repartiendo buenos consejos a jóvenes y viejos. Una mujer mayor que se revelaba contra las formas de vestir o ser y se enfrentaba sin prejuicios ni miedos a las críticas infundadas y torpes.

Ascensión, con vecinos de las Cuevas

Recuerdo a mujeres que estaban en primera línea  cuidando a sus vecinos y vecinas,  cuidando el barrio y los valores que lo hacían un lugar del que se sentían orgullosas; porque cada rincón público era usado por la vecindad y era reflejo de la cultura, la identidad y lo que les era común, que había sido construido por  todos y todas: las plazas, las playas; todo formaba parte y regían la vidas. Y   al revés sus habitantes modificaban lo que podían de los espacios públicos a su gusto y necesidad.

Recuerdo a Pasita, la gitana orgullosa de su étnia, soltera, que no necesitó a ningún hombre para ganarse la vida y tener tiempo de compartir su esfuerzo y compromiso en la lucha por un lugar más digno donde todos pudieran vivir: las cuevas y su entrega contra el muro que separaba este lugar de la urbanización de Miraflores. En las cuevas otras muchas mujeres como Juanita y Juana, como Josefa acudían a asambleas y se saltaban los límites que la cultura patriarcal les exigía permanecer en sus hogares entregadas sólo a su casa y su familia. Se saltaban estas prescripciones y extendían esta entrega a sus vecinos y vecinas y a su barriada. Recuerdo el día en que cayó el muro y la calle Calvario se engalanó con adorno y comida y bebida para todos y todas los que llegaban a compartir tanta felicidad.  La calle era como el salón de una casa común y fueron las mujeres las dueñas de esta gesta.

Juanita y Pasita con el concejal Manuel Ramirez, celebrando el derribo del muro de la calle Calvario de la cuevas

Recuerdo a mujeres que vivían con intensidad   ese espíritu de vecindad  con los que se sentían comprometidas  e identificadas.  Mujeres valientes que se enfrentaban   a quienes las criticaban porque se salían de los cánones establecidos de las mujeres de la época. Mujeres que estaban destinadas a estar en exclusiva en el ámbito de lo privado, sin actividad en los ámbitos públicos más allá de hacer la compra. Mujeres que se rebelaban de alguna manera contra la cultura que habían recibido en su infancia y que las limitaba en su libertad y en sus posibilidades de desarrollo y realización personal y social.

Cuando cambio de paisaje al mirar por esta ventana del recuerdo, no puedo olvidar a las mujeres de la playa. Lejos están los trabajos que ejercieron años atrás en los freidores de pescado, en las tareas de apoyo a las barcas. Algunas como Elena León que no era de El palo, incluso en las tareas de la mar exclusivas de los hombres como tirar de la traya, y dirigir su barca “la Minina” que incluso llegó a echar a la mar, en socorro del barco alemán que se hundió en nuestra costa malagueña.

Aunque en el Palo no había mujeres que tuvieran y patronearan la barca, si que eran el soporte fundamental de las  familias en una estrecha relación de solidaridad y ayuda mutua cuando los hombres permanecían más tiempo embarcados   que en la casa. De 1 mes a 8 meses podían faltar y allí estaban las mujeres valientes y empoderadas como salvavidas para la comunidad.

Estas mujeres hace 40 años extienden en el barrio sus brazos solidarios y se echan a la calle a las asambleas de vecinos y vecinas para pelear por espacios amables y públicos contra la explotación y el engaño. Recuerdo a Sole peleando por mejoras en la línea de la playa y defendiendo los terrenos que hoy albergan en centro de salud. Me cruzo con ella en el paseo marítimo y la saludo en una breve parada apoyándose en su andador y le agradezco su esfuerzo y valentía sin decir palabra, sólo con la mirada y el pensamiento.

Las mujeres paleñas han demostrado que sin que   se supieran feministas hace 40 años, lo eran en el fondo, sin saberlo ni entender que feminismo es la defensa de la justicia igualitaria, la defensa de los cuidados de todos y de nuestro entorno, la defensa de ambientes pacíficos y colectivos colaborativos y generosos.

Hace 36 años nació la Vocalía de la Mujer de la Asociación de Vecinos y Vecinas de El Palo, las mujeres jóvenes que la crearon si tenían conciencia feminista: La Chica, Carmela, Maite, Rosa, Mariquita, Mariángeles, Cristina, María,Tere, etc. sí tenían esta conciencia.  Las mujeres del barrio en general, las no tan jóvenes, no tenían esa conciencia. Pero sí que, sin saberlo, eran feministas.

Veo desde mi ventana de hace 40 años a otras muchas que pelearon con generosidad por  cosas que defiende el feminismo: Carmencita, María Galán, Cándida y otras muchas que se destacaron en el barrio por su entrega.

Hoy el 8 de marzo significa mucho más que todas estas luchas de las mujeres paleñas que he recordado, significa muchas luchas de todas las mujeres de todo el mundo, de todas las etnias y lenguas, de todas las religiones y opciones de género; pero ellas, las paleñas de hace 40 años  se merecen ser recordadas en este día de la mujer.

Miguel López Castro

8 de marzo de 2021.

Foto de Juanita y Pasita en las Cuevas. Fondos de la AAVV El Palo

Foto de calle Calvario de las cuevas. Fondos de la AAVV El Palo Foto de “Mujeres del Rebalaje” de Eva Cote editado por Cuadernos del Rebalaje