Lección de veteranía ante el conflicto en las aulas

DICEN que la veteranía es un grado. Un cúmulo de experiencias que aportan un cheque en blanco de sabiduría al portador. La Consejería de Educación homenajeó ayer en un emotivo acto a más de 300 docentes malagueños que acaban de jubilarse tras una larga trayectoria en las aulas. Profesores curtidos en mil batallas que lamentan el clima de crispación, falta de respeto y desidia que domina estos días los centros educativos. Cuatro maestros con un bagaje de más de 30 años de dedicación a la enseñanza repasan para SUR cómo ha cambiado el sistema en las últimas décadas. Esta es su historia.

LA FIGURA DEL PROFESOR

«Antes te llamaban de usted, hoy te ningunean»

Su amor por la docencia es genético. De padre y madre profesores, Mari Carmen Cobos confiesa que desde muy pequeña tuvo claro a qué profesión dedicaría su vida laboral. Hoy, esta malagueña de 60 años recién jubilada presume de haber cumplido su sueño y de haberse labrado un currículum con más de 38 años de experiencia a sus espaldas. Desde el tamiz de la veteranía lamenta el «cambio radical» que ha sufrido la enseñanza en los últimos años y, en especial, la figura del profesor. «Antes te llamaban don o doña. La gente te trataba de usted y hoy sin embargo te ningunean», resalta.

Al volver la vista atrás, Cobos recuerda con cierta nostalgia los tiempos en los que el maestro era toda una personalidad. «Entonces, en cualquier pueblo, donde muy pocos sabían leer y escribir, su prestigio estaba al nivel del de un médico, un jurista o un político», detalla. A su juicio, la pérdida de reconocimiento actual está vinculada al poco valor que se le da a la cultura. «Hoy parece que lo único que importa es tener, consumir, el becerro de oro del dinero», asevera al tiempo que critica la actitud de los padres. «Cuando empecé a ejercer me llegaban a decir que si era necesario no dudara en darle un azote al niño. Hoy la familia apenas se involucra en la educación de los críos y encima, si nosotros les regañamos, nos lo reprochan», concluye.

VIOLENCIA ESCOLAR

«¿Pegarnos un alumno? Eso era impensable»

Reconoce que si se lo hubieran dicho hace 30 años no se lo hubiera creído. En plena dictadura franquista, el maestro era alguien ante el que los alumnos no se atrevían ni a rechistar. Lo de agredirle era ya una utopía. Pero mucho ha llovido desde entonces. En este sentido, Manuel Ramos Llamas -profesor prejubilado de 60 años-, admite sentir «pena» por la agresividad que se ha colado en los colegios. Hoy, muchos docentes viven amenazados por sus alumnos que, a la mínima de cambio, no dudan en levantarle la mano. «Todo esto es el resultado de la pérdida de autoridad que ha padecido el profesor. Los niños pasan de todo y no tienen límites», detalla este maestro de Primaria con 38 años de bagaje.

Desde su experiencia afirma que el clima de enfrentamiento que registra la sociedad actual se ha convertido en un caldo de cultivo que ha favorecido la agresividad de los escolares. Los padres, añade, también tienen parte de culpa. «Antes teníamos su apoyo moral si vivíamos cualquier conflicto con el alumno, ahora nos ponen en entredicho. Además, como apenas dedican tiempo a educarles, los niños han perdido valores», explica.

Pero no todo tiempo pasado fue completamente mejor. Al respecto, Manuel se alegra de que actualmente la legislación proteja más los episodios de violencia en las aulas, «antaño nos sentíamos más indefensos», sentencia

FRACASO ESCOLAR

«Muchos niños pasan de curso sin dar palo al agua»

Mari Ángeles Foruria lo tiene claro: el actual sistema educativo favorece el fracaso escolar. Partidaria de la vieja escuela, esta maestra -que acaba de jubilarse después de 32 años de trabajo en las aulas- no entiende que lo niños pasen de curso sólo para que no se le pase la edad. «Con esta fórmula lo único que se consigue es que promocionen sin tener los conocimientos básicos. Y claro, si el alumno no asienta bien los aprendizajes básicos, como leer y escribir, luego todo falla» sostiene. Y continúa: «Este modelo tiene un gran inconveniente y es que va calando en los escolares la ley del mínimo esfuerzo, ya que pasan de nivel sin dar palo al agua».

Al hacer la comparativa con el anterior sistema, Cobos defiende que cuando estaba la EGB a los alumnos se les daba el Graduado Escolar con más rigor, «hoy se pasa más la mano y así ocurre que hay quienes llegan a Bachiller sin saber sumar. Y eso es un disparate».

ABSENTISMO

«La falta a clase se ha vuelto un gran problema»

En los últimos años, el absentismo se ha convertido en una de los principales caballos de batalla de los colegios. María Dolores Celestino, de 58 años y recién jubilada de su oficio de maestra, subraya la importancia de que los niños acudan a clase y considera que en muchos casos la dejadez de las familias -sobre todo cuando se trata de hogares desestructurados o de clase baja- está provocando que proliferen los casos de no asistencia al centro.

«Antiguamente había niños que no iban al colegio porque trabajaban ayudando a sus padres. Hoy el problema es que no se le da importancia a la educación y los padres no se preocupan si su hijo va o no va a clase», apostilla.

DIARIO SUR