Hoy ha amanecido donde ayer,
sobre La Banda del mar, hoy ha alumbrado
el silencio de la madrugada, sobre el oleaje
calmo y monótono de la mar huérfana.
Hoy como ayer y anteayer ha despertado
la mañana, sobre “Mi casita en la playa”
salpicando lágrimas de sal y sonrisas de espuma,
algo más callada, por su Lola, por la Lola
que se quedó dormida ayer, con su batita
y sus ojos de cielo y mar cerrados, soñando
con su última puesta de sol,
en un penúltimo escalofrío de ternura
y arrebato.
Hoy sisea la arena y aroman las chinas
en el rebalaje cansino de tus pasos,
al trasluz de tu risa y tu voz, Lola,
transfigurada como una silueta
inolvidable, como una amiga de raso y
mirada mágica, en El Palo, al socaire
de los vientos y las mareas tenues,
como tu, Lola, enfebrecidas de pasión
y vida como tú, Lola, en el ocaso sempiterno
de los recuerdos abrazados al futuro,
siempre por apurar el hoy, siempre por
alcanzar el mañana que rondaba
a la vuelta, irrenunciable.
Hoy guardará un minuto de silencio
El Palo, tu Banda del mar, y susurrará
versos encantados “Tu casita en la playa”
mientras baile el parasol de tu memoria
la felicidad contagiosa, sobre quienes
tanto te amamos, Lola, reina de tus zambullidas,
princesa de tu rincón no apalabrado,
sobre la arena gris y pescadora,
frente a la mar, frente a tus delirios
de vida incontenible, por regalarnos
sonrisas y optimismo, sin regateos,
con la generosidad de las musas que
alzan su figura y ofrecen su mano,
al pie del varadero que acogió
tu sencilla humanidad, Lola,
tu inigualable grandeza, al pie
de tu mar malagueño, de tu vida
inimitable, Lola, en el recuerdo,
para siempre.
de Antonio García Gómez, a quien siempre decías “tu poeta”
17 – abril – 2.012