Amplio, luminoso, con la mejor ventilación y en zona transitada. No es el anuncio de un local en alquiler, aunque podría serlo. Se trata del mejor escaparate que numerosos artesanos y creadores locales pueden encontrar para exponer y vender sus artículos: la calle. Un sencillo puesto con un toldo o una gran sombrilla es todo lo que necesitan para darse a conocer a malagueños y visitantes que aprovechan el fin de semana para recorrer alguno de los numerosos mercadillos artesanales que salpican la provincia y que han proliferado en los últimos tiempos.
En una céntrica plaza, en un club hípico o junto al mar. Escenarios para todos los gustos y artículos para todo tipo de clientes. Bisutería, ropa de segunda mano, acuarelas, pan artesano o verduras ecológicas son solo una pequeña muestra de lo que puede encontrarse en estos rastrillos que apuestan por el talento, la creatividad y la originalidad.
Con una periodicidad mensual -se celebran un domingo o sábado de cada mes-, mercadillos como el del Soho, el de Macharaviaya, Creactiva o el del CAC se han convertido en una cita casi ineludible para malagueños y turistas, solos, en pareja, con amigos o en familia.
El éxito de estas convocatorias es tal que en el último año han surgido varios encuentros de este tipo por la capital y provincia. Uno de los últimos es el Autum Market, que se inauguró ayer en el Club Hípico El Pinar, al que los segundos sábados de cada mes acudirán una treintena de creadores de moda, cosméticos o joyería y pasteleros artesanos, entre otros. Además, cuenta con una zona infantil de juegos con castillo hinchable y pintacaras y ofrece paseos a caballo y pony a un precio muy reducido.
El objetivo, según señala la impulsora, Marina Almazán, de la empresa de organización de eventos creativos El Maletín de la Señora Poppins, es reunir en esta muestra productos totalmente originales y favorecer que los participantes «puedan enseñarle al mundo las cosas tan bonitas que tienen». Además de adquirir ropa, artículos decorativos o bisutería, los visitantes pudieron degustar zumos naturales, pan francés, mojitos o paella. «Tenemos lo necesario para tomar el desayuno, el almuerzo, la merienda y la cena», enfatiza Almazán, que destaca el carácter familiar de la cita. Y todo amenizado con música en vivo, que le confiere «un aire bohemio y chic». En un futuro, además, está previsto introducir clases de yoga, taichi o 'reiki', y actividades culturales como tertulias literarias o clubes de lectura.
Hoy, en Macharaviaya
Hoy la cita está a varios kilómetros, en un pequeño municipio de la Axarquía. Macharaviaya vuelve a poner en valor sus tradiciones y el talento de su gente en un mercadillo que reúne gastronomía -productos ecológicos de la zona, vino, almendras, pasas, aceite, miel o embutido-, así como ropa de segunda mano, bisutería reciclada, perfumería artesanal o vidriería artística.
Los vecinos del pueblo se encuentran detrás de esta iniciativa, que partió hace unos cinco meses de cuatro amigos que idearon así una manera de revitalizar el pueblo, atraer gente y dar a conocer los productos típicos del lugar. Así, el 80% de los participantes proceden de la zona, aunque también hay algún que otro extranjero.
Hasta ahora, la acogida ha superado las expectativas de sus creadores, según cuenta uno de ellos, Arturo Ruiz, que destaca que además de la treintena de puestos de venta se han organizado visitas guiadas por el pueblo que tienen lugar los días del mercadillo a las 13.00 horas. En próximas ediciones se prepararán exposiciones y encuentros con artistas enamorados de este rincón malagueño para «acercar la cultura a la gente de la calle».
De vuelta a la capital, uno de los mercadillos más veteranos es Creactiva Málaga, que nació a principios del año pasado de la mano de Noelia Arques, propietaria de la tienda La habitación de Kate; Victoria Bellido, diseñadora de tocados y complementos; y Paloma Hiles, especialista en ropa de hogar y decoración.
Junto a la calle Ollerías, la plaza San Pedro de Alcántara acoge el primer sábado de cada mes una muestra independiente de creadores que reúne a artesanos urbanos, diseñadores de moda, ilustradores y fotógrafos. «Muchos de ellos no cuentan con un espacio físico en el que mostrar sus creaciones y esta es una forma de que expongan su talento», afirma Arques. Además de los productos, destacan la calidad y el diseño de los puestos, especialmente cuidados. En ellos pueden adquirirse bisutería 'vintage', ropa, accesorios para niños, muñecos de croché, acuarelas, bolsos, cosmética natural, cupcakes…
Jardín efímero
Habrá que esperar tres semanas para disfrutar de nuevo de este espacio. Para entonces, las organizadoras, que cuentan con el apoyo del colectivo Plaza Activa -formado por un grupo de vecinos y comerciantes con el objetivo de recuperar la plaza San Pedro de Alcántara a través de la puesta en marcha de actividades culturales y de ocio- tienen previsto mostrar al público un jardín efímero que realizará una empresa de nueva creación. En anteriores ediciones han contado con danza del vientre o peluquería infantil.
El mercadillo más artístico de la capital no podía estar en otro sitio. En la explanada del Centro de Arte Contemporáneo (CAC) se reúnen el tercer domingo de cada mes ilustradores, pintores, escultores o acuarelistas. «Tal vez algún día expongan dentro», explican Tina Suárez, Blanca Benéitez y Marga Dorao, organizadoras de este encuentro en el Soho, en el que también tienen su espacio artesanos que venden sus broches, collares o tocados, y que aspira a convertirse en un mercado de arte de referencia en la ciudad que sirva de plataforma a los jóvenes creadores malagueños.
Internet es un termómetro del éxito de este tipo de mercadillos, que están presentes en la mayoría de las redes sociales como Facebook, Twitter o Tuenti, donde cuentan con numerosos seguidores y reciben las propuestas de creadores que quieren participar en estos encuentros callejeros. Además, los artesanos han convertido la Red en un gran escaparate virtual en el que mostrar sus artículos, a través fundamentalmente de blogs