LOS DATOS Y LA REALIDAD

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Los datos pues perfilando una realidad también irreal, que no corresponda, ni falta que haga, con el drama personal que se lleva en silencio por quien sabe . . .de qué va la realidad. Cuando resulta que los datos son «incuestionables» sacados como un conejo de la chistera del mago, para imputarnos de «recuperación y crecimiento» desde los púlpitos del poder gobernante, contra toda realidad evidente, aunque también haya otros datos que contradigan a los primeros como para que no sepamos a cuáles atenernos. Cuando la pobreza infantil, por ejemplo, entre en el debate político y se ponga en entredicho «el despilfarro» que pueda acarrear el saciado debido a los infantes que igual no se alimentan debidamente, ¡qué se le va a hacer!. como para que se dilucide estigmatizar o no a los pobres críos, en el comedor del cole o en tartera a domicilio, sin que no se llegue a más el escándalo de que una cuarta parte de nuestros niños pasen necesidad. .. ¡con lo bien que van y van a ir las cosas!. Habiendo ariscado de las carnes magras ya de por sí de los menos favorecidos, ¡en fin! Cuando resulta que en los dos últimos años, otro ejemplo, más de 875.000 personas en España han perdido su derecho a una asistencia sanitaria pública, integral, gratuita y sanitaria, como sujetos al derecho a una sanidad de esa calidad que se nos va yendo a borbotones, incluso contradiciendo datos, por mucho que la mayor culpa la tengan los «inmigrantes ilegales» y los «nuevos ricos» que nos aseguran que fuimos a pesar de que los ladrones y tahúres fueran otros, en tanto la prédica de la «recuperación y el crecimiento» va a su aire triunfalista contra el desamparo creciente de quienes conocen el desvalimiento que les es diario. Cuando los derechos, pues, en almoneda se desvanecen, a partir de la «reforma laboral» infame y cruel para los trabajadores que . . . ya no están de moda. Aunque los augures acomodados ya se frotan las manos porque van a poder vendernos «la recuperación y crecimiento» con la racanería de los señorones que desgranaban sus perras gordas entre los pobres apostillados a sus pies. Ahora que la letanía nos invita a «conformarnos2 con el reparto desigual, porque, insisten los «patricios» . . .que menos será nada que esa misería que desean asignarnos. Cuando los único que está en valor es el sacrificio y ¿la resignación? de quienes menos tienen contra quienes saben que con su hacienda y patrimonio no se juega. Torre del Mar 6 – agosto – 2.014