Entre las ocho acepciones que contiene la RAE para definir la palabra fantasma una es particularmente expresiva. La séptima: «Aquello que es inexistente o falso». Más allá de la figuración del término en un espectro paranormal, hay elementos tan objetivos como los tomos de los Presupuestos Generales del Estado en el que pululan no pocos fantasmas. Referencias que aparecen y desaparecen; otras que quedan impresas con tinta indeleble, como si formasen parte de la sustancia misma del papel, incapaces de traspasar la frontera entre ficción y realidad. Algunos ejemplos hay en las cuentas que el pasado martes tuvieron su entrada en el Congreso de los Diputados.
De la mano del ministro Cristóbal Montoro se dio inicio a una incierta travesía parlamentaria, llena de dudas sobre si el Gobierno acabará teniendo o no los apoyos suficientes para concretar su aprobación. El pen drive de Montoro incorpora decenas de referencias económica que habrán de materializarse en obras y servicios directos para la provincia de Málaga. Pero entre tanto concepto y subconcepto, entre tanto ministerio y departamento ministerial, hay fantasmas que, tal que Cuento de Navidad, regresan año tras año.
Infraestructuras ancladas en el pasado y sin presente ni futuro claro. La regeneración de los Baños del Carmen, la conexión ferroviaria de la Costa del Sol, el carril bus-VAO Malaga-Torremolinos, la Biblioteca Provincial en San Agustín… Cuatro nombres propios que retratan la gestión de las últimas administraciones estatales. De manera precisa, todas estas actuaciones, que formaron parte de los anuncios oficiales del Gobierno central, vienen siendo recogidas de manera más o menos continuada al menos desde los últimos diez años, con asignaciones económicas, eso sí, meramente simbólicas en la mayor parte de los casos. Se da el caso de que el lapso es aún mayor, de hasta 14 años, para los Baños del Carmen (1,5 millones de euros aparecían en las cuentas de 2005) y para el demandado corredor ferroviario (150.000 euros ese mismo año).
Baños del Carmen
Es, por méritos propios, la más longeva de las promesas incumplidas. La primera vez que la Dirección General de Costas puso sobre la mesa una propuesta de mejora de la playa, posteriormente ampliada con un paseo peatonal, data del año 1988. Treinta años después el entorno sigue marcado por el abandono, minimizado por la intervención del actual concesionario del espacio. La partida de 1,5 millones recogida en los presupuestos de 2005 tuvo un efecto nulo, el mismo que han tenido las sucesivas asignaciones por parte del Gobierno.
A modo de ejemplo, en 2008 fueron 500.000 euros, cifra que posteriormente se repitió en 2016 y 2017. La última versión del documento apenas incluye 100.000 euros. La explicación que se da desde la Administración es que ello permite mantener abierta la puerta a una supuesta actuación sobre el terreno, ya fuese en la parte de tierra o en la marítima. De acuerdo con las fuentes consultadas, cualquier avance sobre el espacio está doblemente condicionado: de un lado, a ver qué decisión toma la Junta de Andalucía sobre la posible extinción de la concesión empresarial (el próximo mes de julio), y al trámite ambiental al que está siendo sometida la parte marítima. Sobre ello, indicaron que cabe la posibilidad de que la intervención sobre la playa, valorada inicialmente en unos 2 millones de euros, quede reducida en el supuesto de que se exija la conservación del pedregal en la playa.
Ello implicaría una rebaja de la inversión. En cuanto a la parte terrestre, que debe regenerar la parte del antiguo camping, y mejorar el acceso peatonal, no se descarta un posible acuerdo con el actual o el futuro concesionario para que, a cambio de reducir el canon económico, afronte el coste de la operación. Esta es una opción alternativa, tomando más fuerza la posibilidad de que sea directamente Costas la que, con sus propios medios, afronte la actuación. Sea como fuere, la realidad es que el respaldo económico de la Administración estatal con este proyecto es irrelevante, sin que exista un calendario cierto que permita atisbar cuándo se acometerá la regeneración de este histórico enclave, abierto en junio de 1920.