LUCAS MARTÍN. MÁLAGA
No son residentes ni suponen una entrada de divisas para la provincia. No estimulan la economía ni están autorizadas a sentarse a la mesa del chiringuito. Tampoco se ve a ninguna madre preguntar por ellas, pero aún así se han aficionado a pasar el verano en Málaga con toda la familia, a soliviantar a los bañistas y obligar a desplegar la bandera roja en las playas de la Costa del Sol. Las medusas fueron legión el año pasado y parecen empeñadas en repetir experiencia a partir de junio. O al menos eso es lo que cree Juan Jesús Martín, portavoz del Aula del Mar, que considera más que probable una afluencia masiva en la capital.
Su hipótesis se nutre de los parámetros de las temporadas anteriores y de la naturaleza de estos animales, que se ven favorecidos por las altas temperaturas de la primavera. Según el experto, existe una serie de elementos que promueven su multiplicación, y casi todos ellos tienen cabida en el Mediterráneo. Para empezar, la polución, que incrementa sus nutrientes, y en último término la explotación de los caladeros, que ha esquilmado a sus potenciales depredadores. Así, con buenos alimentos y sin demasiados enemigos, basta un viento favorable para desplazarlos a la orilla, como ya ocurrió durante el pasado verano.
En Málaga, la más habitual es la `pelagia noctiluca´, una especia de apenas cinco centímetros y de formas translúcidas, lo que ayuda a que pueda pasar desapercibidas. Su picadura provoca una ligera hinchazón y es capaz de activarse varias horas después de la muerte del animal. Por eso, Martín recomienda no tantear ni acercarse a los cuerpos que yacen cerca del agua, aunque hayan fallecido. Además, resalta que lo más útil para evitar su encuentro es trasladarse a una playa con orientación diferente, ya que su llegada está íntimamente relacionada con la características de los vientos.
No obstante, puede que dentro de unos años su presencia sea constante. En este sentido, el especialista apunta a la posibilidad de que su irrupción esté vinculada al cambio climático. "Si esto es así la cosa irá a más", sostiene.
Afortunadamente, un escenario semejante no pillará a la provincia por sorpresa. La Demarcación de Costas, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, ha reforzado el equipo destinado a combatirlas, que cuenta con la colaboración del Ayuntamiento y de la Junta de Andalucía. El responsable del organismo en Málaga, Juan Carlos Fernández-Rañada, resalta la firma de un convenio de investigación con el CSIC y el Instituto Oceanográfico de Barcelona, un acuerdo que permitirá profundizar en las causas del fenómeno. El estudio, que ofrecerá sus primeros resultados el próximo otoño, permitirá anticiparse a los movimientos de las medusas en el Mediterráneo, algo que resulta fundamental para conocer y atajar el problema.
Por otro lado, López-Rañada alude al retén contratado para eliminarlas, que no escatimará en número de barcos de limpieza ni de exploración de las aguas. "Los dos elementos fundamentales en este asunto son información y prevención", señala.
LA OPINION DE MALAGA