Años más tarde, posiblemente en 1926, fecha en que don Alfredo Queipo de Llano, marqués de Linares, fue nombrado Gobernador de la ciudad de Málaga, los pescadores de El Palo y del resto del litoral malagueño le solicitaron que prohibiese la pesca con “el arte de la luz”, una forma de pesca de evolución histórica más reciente con relación a otros tipos de pesca más arraigados en el tiempo, que se introdujo desde el norte de España en el primer cuarto del siglo pasado.
Esta forma de pesca estaba orientada principalmente a la captura del boquerón y la sardina, y de cualquier otra especie mayor como la caballa o el jurel que se mezclase con los pequeños, y que el Gobernador Civil, ante la grave situación que le plantearon los pescadores malagueños, prohibió.
Agradecida por tan importante ayuda a la pesca tradicional, la Agrupación Patronal Pesquera, en comisión presidida por su presidente don Pedro Moreno y por el de los vendedores, don Matías Salvador López, decidieron hacer entrega de una placa de plata repujada, verdadera obra de arte, al Marqués de Linares.
Además de los reseñados presidentes, la comisión estuvo compuesta por los Sres. Luis Ortiz Romero, Matías Rodríguez Mellado, Juan Toledo Castro, Antonio Montenegro Granado, Rafael Jáuregui, José Castro, y Joaquín Garrido Román, en representación de los patrones de barcas y marengos de los diferentes pueblos costeros.
Entre los nombres de los representantes arriba mencionado, conocía perfectamente el de Matías Rodríguez Mellado, patrón de “la Jopo” por aquellos años, persona querida y de muy grato recuerdo en el barrio, no así el de los demás componentes, y ante la duda de que entre aquellos armadores y patrones de barca hubiese algún paleño más, le pregunté a mi buen amigo Antonio Rodríguez “Falele”, histórico y antiguo presidente de la Asociación de Vecinos, quien a los pocos días me llevó a visitar a don Francisco Hernández Garrido y a su encantadora esposa, doña Victoria Arroyo.
El Sr. Hernández Garrido, popularmente conocido como Paco “el Lima”, nos confirmó que efectivamente había otro paleño en el grupo: su tío abuelo Joaquín Garrido Román, hermano de su abuelo José “el Lima”, que habían tenido una barca de pesca.
Tras quedar esto aclarado, hablamos de variados e interesantes temas paleños, que ambos esposos recordaban como si no hubiesen pasado los años, con unas maravillosas mentes lúcidas que no dan la impresión de ir acercándose al siglo de vida.
En tan reducido número de representantes de la pesca ante el Gobernador Civil, ya aparecían dos paleños; y en el afán de comprobar si había algún otro, consulté con otro viejo y apreciado amigo, Francisco Toledo Rueda, de familia tradicionalmente pesquera, y extendido apellido por el barrio, cuya sangre entronca directamente como nieto con la de Francisco Toledo Cervantes, patrón de la barca “la Traganuo”, que fue conocido de forma popular como Frasquito “el Traganuo”.
Paco Toledo me ha dado a conocer que efectivamente, hay otro paleño más en el grupo: Juan Toledo Castro, que aunque no es de la rama de su apellido, su descendencia se mantienen aún en El Palo.
Entre siete representantes ha quedado patente que al menos tres eran de este barrio, dato que nos ofrece una clara referencia sobre la importancia que tuvo la pesca y su industria en el lugar.
Una vez conocidos o recordado a estos tres importantes patrones de barca, que en su momento vivieron parte de la historia del barrio, volvemos al acto de entrega de la artística placa de plata repujada, hecha expresamente para este acto, que llevaba puesta la siguiente inscripción:
“La Industria Pesquera de esta provincia, en la que toman especial participación los humildes pescadores, dedican este sincero recuerdo a su Gobernador Civil Excmo. Señor Marqués de Linares por su actuación a favor de la misma, prohibiendo la pesca con el arte de la luz”.
La placa estaba firmada por el Presidente de la Agrupación Patronal Pesquera don Pedro Moreno, el de los vendedores don Matías S. López y por los miembros de la Comisión, don Luis Ortiz, don Matías Rodríguez y don Juan Toledo. En el acto de entrega hizo uso de la palabra en nombre de todos, don Pedro Moreno, que “reiteró el agradecimiento que todos tenían a la dignísima autoridad del Gobernador, por el bien que ha hecho por ellos”.
El Gobernador, según narra el cronista “les contestó visiblemente emocionado, y en sencillas y sentidas palabras les dijo que atribuía todo el éxito de su gestión hacia los Poderes Públicos, a la Virgen del Carmen y a la memoria de su hija, a quienes se encomendó…”, Para terminar, el Gobernador pidió tres cosas a los pescadores: adhesión al Gobierno, una oración por su hija, y que se le permitiese ser uno más entre los pescadores malagueños, llevando en el pecho el escapulario de la Virgen del Carmen.
Con estas palabras, que causaron gran impresión a los presentes, y con una invitación del gobernador, se dio por finalizado el acto.
Autor: José Antonio Barbera