Vox populi, vox Dei. La voz del pueblo retumba con más fuerza que nunca en los ayuntamientos. Los tiempos han cambiado, ya no hay mayorías absolutas y los vecinos tampoco se conforman con aceptar sin más las decisiones que toman los políticos. Las redes sociales y webs como Change.org actúan como altavoces para ganar adhesiones, recoger firmas y lograr cambios frente a la doctrina oficial. El juego de los pactos en las corporaciones locales hace que los grupos políticos sean más proclives a escuchar y así se consigue, por ejemplo, la creación de un campo de fútbol de césped en el distrito malagueño de Bailén-Miraflores o la construcción de una piscina municipal en El Palo. Pero también está sirviendo para echar el freno y obligar a replantearse aquellas actuaciones que no convencen.
El rechazo al trazado del tranvía hasta el Hospital Civil; la petición de un gran parque en lugar de los rascacielos en los terrenos de Repsol; el futuro emplazamiento de la noria del Puerto y el traslado de la gasolinera prevista junto a Sacaba Beach son los ejemplos más destacados de cómo los malagueños se van haciendo con el mando en el Ayuntamiento que gobierna en minoría el popular Francisco de la Torre. En la provincia, son especialmente reseñables el triunfo de los vecinos de San Pedro Alcántara para que finalmente no entre en servicio la estación de autobuses levantada junto a un colegio; y la marcha atrás que tuvo que dar el Consistorio de Rincón de la Victoria en su intención de abrir al tráfico rodado el paseo de Torre de Benagalbón.
Albert Medrán, director de comunicación de Change.org España, constata que se ha producido un aumento de las peticiones locales, que es muy significativo en el caso de Málaga, la provincia más activa de Andalucía en esta plataforma. Así lo dicen los datos: de los 850.000 usuarios que hay en la Comunidad, 300.000 residen en esta provincia. Además, si en 2014 se crearon 640 peticiones desde Málaga, en 2015 casi se duplicaron, hasta las 1.100. «Este año llevamos en un mes casi 200», añade Medrán.
«Ha sido un proceso continuo en los últimos cinco años, por un cambio de mentalidad respecto al empoderamiento ciudadano y lo que se puede conseguir. Tradicionalmente, los españoles no han utilizado el derecho de petición, mientras que en otros países el concepto está más asentado», explica este experto, y pone de relieve que actualmente el 25% de los usuarios nacionales de Internet participan en Change.org, «algo que no pasa en ningún país». «Los ciudadanos han visto que tienen más poder del que creen, y ahora hay otro escenario nuevo porque hay que construir mayorías para gobernar».
¿Y da resultado? Según el directivo de esta plataforma, «la mitad de los usuarios han participado en alguna petición que ha conseguido su objetivo». En el caso de la provincia, 130.000 ciudadanos han firmado alguna petición exitosa. «Sí, esta medido y funciona; estamos viendo en Málaga peticiones que consiguen muchas firmas con una propuesta y quien tiene que tomar la decisión observa el interés, por lo que hay acercamientos y se buscan soluciones».
Metro y Repsol
El caso del metro es digno de estudio. El movimiento de vecinos y comerciantes, que nació a finales de año contra el proyecto en superficie en Eugenio Gross, ha evolucionado hasta convertirse en la actual plataforma «No al tranvía al Hospital Civil, sí al metro hasta el PTA y Campanillas». La presión vecinal ha puesto en entredicho esta infraestructura; ha llevado al alcalde a enfrentarse con la Junta y ha motivado que se reactive el debate sobre la posibilidad de prolongarlo a la Tecnópolis. Francisco Fernández, portavoz del colectivo, afirma:«La línea 1 del metro tiene que continuar al PTA; pero el tranvía, por mil razones, no queremos que llegue al Civil, no lo vamos permitir».
Junto a este, el otro gran proyecto de ciudad que se está tambaleando es el de las torres de Repsol. Si la crisis inmobiliaria lo dejó en suspenso, ahora es la presión ciudadana la que puede tumbarlo definitivamente para convertir los terrenos de los antiguos depósitos en un gran bosque urbano. En su día el equipo de gobierno apostó por un millonario convenio urbanístico en el que, además de una zona verde del tamaño del Parque del Oeste, también se incluían cuatro rascacielos de entre 28 y 34 plantas y otros cuatro bloques para 400 VPO; entre otros usos. Ahora, a raíz de la iniciativa impulsada por una pareja en la plataforma Change, que pide que toda la finca se destine al pretendido bosque, la situación ha dado un vuelco.
Tras más de 20.000 adhesiones en menos de un mes, colectivos vecinales se han sumado a la causa y han dado alas a los cuatro grupos políticos de la oposición (PSOE, Málaga Ahora, Ciudadanos e IU-Málaga para la Gente) para abrir de nuevo el debate e intentar acabar con las torres. No se han puesto de acuerdo sobre el modelo, pero lo que sí han conseguido, a priori, es que sean los malagueños quienes decidan el futuro de esta parcela mediante la convocatoria de una consulta popular. De momento, ya se da por hecho el traslado de la estación de servicio que el Ayuntamiento y Repsol tenían acordado ubicar en la esquina entre Juan XXIII y Europa.
De una gasolinera que cambiará de ubicación a otra, porque el pasado noviembre la misma multinacional también acabó renunciando a sus derechos a construir una junto a la rotonda de acceso a Sacaba Beach. La mecha la prendieron los vecinos de esta urbanización y de Parque Litoral, con una recogida de firmas en la que se consiguieron más de 1.100 adhesiones y una campaña en las redes sociales. Fue el grupo municipal de IU-Málaga para la Gente el que se hizo eco de la inquietud ciudadana y la trasladó al Pleno del Ayuntamiento, en el que se aprobó por unanimidad el rechazo a este proyecto. El mensaje lo captaron de inmediato en la petrolera, donde lejos de buscar la confrontación con los residentes, comunicaron al Consistorio su predisposición a consensuar otro emplazamiento. «Hemos demostrado que la unión hace la fuerza y que, cuando las reivindicaciones están bien fundamentadas, se pueden hacer realidad», destaca el presidente de la comunidad de propietarios de Sacaba, José Soto.
En el caso de la noria del Puerto, las quejas de algunos residentes del edificio situado justo en frente, en la avenida Manuel Agustín Heredia, respecto a la pérdida de intimidad, han llevado al Ayuntamiento, a la Autoridad Portuaria y al promotor de la atracción a anticipar el debate sobre cuál será la ubicación definitiva (la actual es provisional). La presión vecinal ha llevado incluso a que la parte municipal dude sobre la idoneidad de aprobar las prórrogas temporales a las que el concesionario tiene derecho.
Los vecinos de Pedregalejo y El Palo siguen muy de cerca los estudios del Ayuntamiento y la Junta para diseñar el carril bici que recorrerá toda la franja litoral. El problema, y por eso se está retrasando la elaboración del trazado de seis kilómetros, es que no hay espacio, por lo que habría que quitar aceras o restarle espacio al coche, ya sea suprimiendo un carril de circulación o eliminando aparcamientos. «Es cierto que hay presión social porque la gente no está por la labor de que en una zona con tantos problemas para aparcar se eliminen más plazas, pero es necesario que se busquen alternativas porque queremos el carril bici», expone la presidenta de la asociación de vecinos de El Palo, Mercedes Pirez.
En el litoral oeste también están pendientes de otra actuación: la ampliación de la planta de almacenamiento de combustibles que a finales de año entró en servicio en el Puerto. «Ya protestamos cuando empezaron a levantar los siete tanques, y ahora estamos expectantes de conocer los detalles del proyecto para instalar otros siete y así se lo hemos hecho saber al Ayuntamiento», afirma Sebastián Acedo, de la asociación de vecinos Parque del Mar. De momento, en la Gerencia Municipal de Urbanismo prefieren no pronunciarse, aunque sí que han requerido a la empresa que aumente la densidad del muro vegetal creado para reducir el impacto visual de los depósitos situados frente a Huelin.