Una más, muy técnica, solapada y teledirigida, en medio del silencio sepulcral de los verdugos, con un balance atroz, con más de 72 muertos asesinados, reventados sus pulmones.
En aras de ¿la guerra justa?, ¿la guerra inacabable?, ¿la guerra como espectáculo, como coartada, como trinchera para que no se extienda más de lo conveniente? . . .
"La aviación leal al presidente sirio, Bashar Asad, bombardeó ayer con armas químicas un pueblo de Idlib, matando a 72 personas, la mayoría civiles: La gente estaba durmiendo. Murió asfixiada".
Entre las víctimas 20 niños.
Familias enteras se asfixiaron mientras dormían,
¿Con culpables, sin culpables?, ¿con responsables, sin responsables?.
Según quién es tu amigo poderoso, en aras de "cualquier equilibrio de fuerzas internacionales" que permita la continuación del horror, chorreando sangre y vísceras, seres humanos destrozados, heridos, llorando de miedo insuperable, de terror inimaginable.
En el nuevo mundo que intentamos crear a diario, con "ricos y pobres", "con sátrapas y religiones teñidas de odio, con tecnócratas, hombres y mujeres de responsabilidades, culpa y crímenes a sus espaldas, en sus dossieres", . . . en nombre de sus dioses, en nombre de sus becerros de oro, por el puro placer del poder omnímodo.
Mientras las masacres son diarias . . . en los confines de los desheredados de la tierra y la fortuna, aunque nos salpiquen de vez en cuando sus barbaries, en nuestros mundos particulares.
Huyendo del infierno, expulsados de cualquier horizonte esperanzador.
Frente a la ignominia bien rentable, la pena infinita que nos avergüenza, aunque todos estemos, en realidad, en peligro, bajo la amenaza que nos recuerdan a diario, a merced de nuestros perros guardianes que se presentan como padres de las patrias, paladines de las morales que calculan cuál es la rentabilidad más suculenta.
A la vez que van muriendo seres humanos en sus campos de batalla, hasta la fecha, ¿suficientemente alejados?.
Torre del Mar abril – 2.017