El ingreso medio de los hogares malagueños ha descendido en los últimos cinco años en más de 2.000 euros – Las asociaciones de vecinos piden planes de empleo específicos para paliar el paro – El Palo y el Centro Histórico se polarizan entre habitantes de clase alta y de estratos populares
La niña con los fósforos de los cuentos de Andersen, que andaba descalza con los pies desnudos y amoratados por el frío ya no existe. La pobreza y la desigualdad se cifra hoy en Málaga en más de 29.000 euros. Es la brecha salarial que existe según el Instituto Nacional de Estadística (INE) entre la renta media anual que se percibe en los hogares del barrio más rico de, y lo que se ingresa en los hogares del barrio más pobre de la capital. Una cicatriz que se ha ido agrandando con la crisis económica y que divide a Málaga en dos: los más pudientes y los que luchan para llegar hasta final de mes.
Quien recorra el Paseo de Sancha y contemple las villas decimonónicas que emergen por ambos lados de una avenida prolongada que va abriéndose camino hacia Pedregalejo, percibirá seguramente que Málaga es una ciudad acaudalada. La zona este de la capital tiene una población de 57.364 habitantes y la renta neta media anual de los hogares supera en 10.000 euros a la renta media de Madrid. Según el último estudio publicado INE para pulsar determinados indicadores urbanos, publicado bajo el título de Urban Audit, el ingreso neto medio en la capital de España ascendió a 36.636 euros. En los barrios que comprenden desde La Malagueta hasta El Limonar, pasando por el Cerrado de Calderón, sin olvidar la parte alta de El Palo, la renta media anual de los hogares, según el INE, asciende hasta los 46.365 euros. A pocos kilómetros la palabra barrio pobre impacta de lleno y evoca en la imaginación imágenes de calles abandonadas y negocios con las persianas bajadas. La degradación generalizada gravita entre la desesperación y la falta de oportunidades que imperan. En la Palma-Palmilla, la tasa de desempleo roza el 75 por ciento. Muchos de los 30.727 habitantes que viven el el barrio subsisten gracias a las ayudas sociales que apenas llegan a los 400 euros. Familias enteras se alimentan a diario en alguno de los numerosos comedores sociales que se han instalado. En el distrito más desfavorecido de Málaga, la renta media anual de los hogares es de 17.008 euros. José Óscar López, presidente de la Federación Provincial Vecinal Solidaridad, resume la esencia de un día a día que se ha trasladado prácticamente a la totalidad de la Palma-Palmilla de la siguiente manera: «Aquí ya no se trabaja para sobrevivir, se sobrevive para trabajar en lo que sea».
Son la cara y la cruz de Málaga. Una ciudad, que se divide en once distritos, y que ha visto como en los últimos años los efectos de la crisis económica no han hecho más que incrementar la brecha que tradicionalmente ha existido entre los barrios más populares de la ciudad y aquellos que han aglutinado a las clases más pudientes y que disponían de unas rentas más elevadas. «La crisis ha acentuado la cicatriz que dividía esta ciudad, desde el momento en el que las rentas del trabajo se han reducido drásticamente por culpa de la degradación continua del empleo», denuncia el presidente de la Federación Vecinos Unidad, Rafal Morales. Al igual que José Óscar López, lleva más de una década luchando por mejorar la vida en los diferentes barrios de Málaga. No se trata de una percepción, sino de una realidad que viene avalada por los datos que revela el INE. En los últimos ocho años, la renta media anual de los hogares en Málaga no ha dejado de descender. En 2011, según los indicadores que maneja el INE, la renta media, incluyendo a todos los hogares de la ciudad, estaba en 26.715 euros. Esta cifra se ha desplomado en más de 2.000 euros hasta dejar la renta media anual de los hogares malagueños ahora mismo en 24.404 euros. Para esta radiografía de la ciudad, y con el fin de presentar una realidad aún más pormenorizada, el INE amplía la división que hace el Ayuntamiento y disecciona a la capital en 19 zonas. Una de las principales conclusiones que se extraen después de auditar los ingresos medios por barrios, confirman la hipótesis de la cicatriz anteriormente expuesta por Rafael Morales. Trazando una línea divisoria a partir de los 24.404 que marca la renta media, doce zonas de la capital se encuentran por debajo de esta media, y sólo siete la superan. Por encima de esta media, sin contar la ya mencionada zona este, aparecen en el informe del INE los siguientes distritos: El Palo, con una renta media anual de 29.726 euros, el Puerto de la Torre con 27.100 euros, todo el núcleo que va desde la Térmica hasta el Parque del Oeste con 26.588 euros, Churriana con 26.522 euros, seguido de la zona que va desde la Avenida Velázquez hasta el Guadalhorce con 26.106 euros. Carranque y los alrededores de la avenida Andalucía son el último distrito en superar a la media con 25.438 euros. En el lado contrario de la balanza, destacan además de la Palma-Palmilla, San Andrés con una renta media que apenas supera los 18.000 euro, o la zona que incluye desde Las Chapas a Bailén-Miraflores, que presenta una renta media de 19.900 euros. Unos doce sectores del total de 19 en los que el INE divide a la ciudad, están por debajo de la renta media. Cuando el informe confirma el galopante debilitamiento de las clases medias y la pobreza se ha trasladado a los lugares y barrios más comunes, la pregunta que se hacen los responsables vecinales de los barrios más deprimidos es la siguiente: ¿Cómo palpita una ciudad en la que la pobreza hace tiempo que no sólo golpea a las periferias de una sociedad, y cómo se combate la desigualdad? «La caída del sector de la construcción ha causado estragos en la Palma-Palmilla», señala López al paro y a la precarización del empleo como principal causa de que el barrio figure entre las áreas más pobres de toda España. «A la evidente falta de formación se suma el fracaso de unas instituciones que no son capaces de articular unos planes de empleo específicos, que vayan más allá de acabar beneficiando siempre a los mismos», lamenta López un evidente estancamiento. «Es imprescindible estudiar el perfil del demandante según la zona, porque de nada sirve que a un albañil se le contrate para desbrozar el cauce de un río», asegura.
«La tendencia a la división entre barrios pobres y barrios ricos se acentúa cada vez más en Málaga», alerta Morales, que lleva años observando también cómo el barrio de origen influye en el propio destino de cada persona. «La igualdad de oportunidades es una gran falacia», sentencia y da por hecha que los barrios en Málaga responden a una clara estratificación social que hace casi imposible que alguien que haya nacido en la Palma-Palmilla pueda elevar su estatus. «Si a esto le sumamos las condiciones miserables de empleo a los que ahora se ve abocada la clase trabajadora, tenemos la explicación de una creciente brecha salarial», explica. Otro aspecto a tener en cuenta, lo recuerda la presidenta de la Asociación de Vecinos de El Palo, Mercedes Pírez. Advierte de la polarización de los diferentes barrios, en los que conviven personas de diferentes estratos sociales. En Málaga, se da fundamentalmente en El Palo y en el Centro Histórico. «Es verdad que en El Palo existe un reducido número de personas que viven muy bien, pero la gran mayoría pertenece a las clases populares. Muchas personas mayores no tienen ni para comprar medicamentos», describe esta realidad