Fue uno de los mayores intentos de renovación pedagógica realizados en España, con una importante influencia en el terreno social, económico y cultural. Algunos intelectuales malagueños desempeñaron un papel fundamental en aquella Institución Libre de Enseñanza, que fue promovida por Francisco Giner de los Ríos y en la que estudiaron, entre otros, Emilio Prados, José Moreno Villa, la familia De Orueta o Victoria Kent. »Malagueños en la Institución Libre de Enseñanza. Una revolución cultural sin precedentes», obra de Enrique González Matas y José Martín Pinto, analiza el paso de estos inquietos jóvenes por aquellas aulas, sus relaciones de amistad y la importante influencia que tuvieron esas nuevas corrientes pedagógicas en su desarrollo personal e intelectual.
La Institución Libre de Enseñanza fue fundada en 1876 por un grupo de catedráticos (entre los que se encontraban Francisco Giner de los Ríos, Gumersindo de Azcárate y Nicolás Salmerón), que fueron separados de la Universidad por defender la libertad de cátedra y negarse a ajustar sus enseñanzas a los dogmas oficiales en materia religiosa, política o moral. Esto les obligó a proseguir su tarea educadora al margen de los centros universitarios del Estado, mediante la creación de un establecimiento educativo privado, cuyas primeras experiencias se orientaron hacia la enseñanza universitaria y, después, a la educación primaria y secundaria.
Resurgir cultural
De Málaga proceden los principales promotores de aquel resurgir cultural, entre los que destaca Francisco Giner de los Ríos, fundador de la Institución Libre de Enseñanza. Por las aulas de la Residencia de Estudiantes, dependiente de la Junta para la Ampliación de Estudios, organismo impulsado desde la ILE, pasaron, entre otros, Emilio Prados, José Moreno Villa, Alberto Jiménez Fraud, José María Hinojosa o la feminista Victoria Kent.
Los autores consideran al rondeño Giner de los Ríos «alma y guía de aquella obra», que se propuso, junto a magníficos profesores, amigos y discípulos, llevar a cabo la transformación moral del país a través de una radical renovación pedagógica, con un aliento utópico «que perseguía la formación de un »hombre nuevo» para una nueva España». Para alcanzar esa renovación cultural, la Institución propone un nuevo método de enseñanza, donde los alumnos adopten un procedimiento más activo y participativo en sus estudios. Giner de los Ríos se propone educar en la tolerancia y el diálogo, inspirándose en la filosofía krausiana, una corriente que defiende la tolerancia académica y la libertad de cátedra frente al dogmatismo.
Desde la Institución Libre de Enseñanza se crearon el Museo Pedagógico Nacional, la Junta de Ampliación de Estudios, La Residencia de Estudiantes, el Centro de Estudios Históricos, el Instituto Nacional de Ciencias Físico-Naturales y la Residencia de Señoritas.
En estos organismos coincidieron las tres generaciones de intelectuales que impulsaron la edad de plata de la cultura española: la Generación del 98 (Unamuno, Azorín, Machado, …), la Generación del 14 (Ortega, D»Ors, Marañón, Juan Ramón Jiménez, …) y la del 27 (Lorca, Alberti, Cernuda, Prados, Altolaguirre…).
El primer director de la Residencia fue Alberto Jiménez Fraud (Málaga, 1883-Ginebra, 1964), que la dirigió hasta que estalló la guerra civil. Jiménez Fraud llamó en 1917 a Moreno Villa para que le ayudara como tutor de los estudiantes, puesto en el que permanecería hasta 1936.
José Moreno Villa se educó en el seno de una familia de clase burguesa. Sus padres le enviaron a Alemania para que estudiara Química, pero él se inclinó hacia la poesía y la pintura. Al estallar la guerra civil se exilió a México. Aquí impulsa con Emilio Prados y Juan Rojano la etapa de la revista »Litoral» en México. Murió en 1955.
Grandes exiliados
Emilio Prados (Málaga, 1899) pasó por la Residencia, pero en estancias intermitentes, ya que una enfermedad pulmonar le obligó en varias ocasiones a abandonar Madrid para curarse en los Montes de Málaga. En la Residencia conoció a García Lorca, que se convertiría para él en un ejemplo a seguir. En Málaga, y junto a Manuel Altolaguirre, publica la revista »Tiempo» y más tarde »Litoral», a la que se unirá también José María Hinojosa. De la imprenta Sur saldrían los libros de poesía más sobresalientes del momento: Alberti, Cernuda, Aleixandre y García Lorca publicaron en »Litoral». Falleció en México en 1962.
Ricardo de Orueta -A él se debe la primera biblioteca pública que abrió en Málaga-fue tutor de la Residencia. Y Francisco Giménez Reyna se alojó allí mientras realizaba estudios de Medicina en Madrid.
Aunque no fue residente, el poeta José María Hinojosa mantuvo una relación muy fluida y participó del ambiente de la Residencia. Estudiando Derecho en Granada conoció a García Lorca, a quien vuelve a visitar años después en la Residencia, cuando se traslada a Madrid para continuar sus estudios. Hinojosa se integró plenamente con el grupo de residentes, hasta el punto de que su habitación de la pensión donde se hospedaba estaba decorada exactamente igual que las de la Residencia. Fue de los primeros en abrazar la corriente surrealista y con Emilio Prados y Dalí intentó, sin éxito, editar una revista surrealista. La presión de la familia le hizo abandonar la poesía y regresar a Málaga. Al estallar la guerra civil fue detenido junto a su padre, y fusilados más tarde por anarquistas en las tapias del cementerio de San Rafael.
Residencia de Señoritas
Por la Residencia de Señoritas, creada en 1915, pasó la malagueña Victoria Kent (1892). En Málaga alcanzó el título de Maestra de Enseñanza Superior, y se trasladó a Madrid para estudiar Derecho en la Universidad Central. Jiménez Fraud, amigo de la familia, facilitó que la admitieran en la Residencia de Señoritas. Fue la primera graduada en Derecho y, con Clara Campoamor y Matilde Huici, las tres primeras mujeres a quienes se les permitió ejercer la abogacía. Fue diputada del Partido Republicano Radical-Socialista y directora general de Prisiones (1931-1932). En este escaso periodo de tiempo realizó una gran labor, terminando con los castigos corporales a los presos y mostrando una especial preocupación por sus derechos y condiciones de vida. Ordenó retirar de todas las cárceles las cadenas y grilletes, suprimió cárceles inadecuadas y estableció los permisos de salida. Estuvo exiliada en Francia, México y Estados Unidos, donde falleció en 1987.
Para los autores del libro, la Residencia de Estudiantes se convirtió en un lugar privilegiado de encuentro donde residieron algunos de esos personajes y adonde acudían los jóvenes más inquietos atraídos por las conferencias, tertulias, conciertos… «La Residencia de Estudiantes, junto a la de Señoritas, era un centro dinamizador de modernización e innovación de tendencias culturales», aseguran. Allí acudieron conferenciantes españoles y también extranjeros, como Einstein, Keynes o Madame Curie, por citar solo algunos.
Como conclusión, Martín Pinto y González Matas consideran que el gran papel desempeñado por la Institución Libre de Enseñanza durante sus sesenta años de existencia fue el de ser fermento, levadura del renacer cultural de la España moderna, teniendo en vanguardia a malagueños de indudable valía intelectual y moral