. LILLO / J. CANO«¿Aparcaron la tanqueta en la puerta de mi casa!». La vecina de una de las viviendas de la calle Mina del Candado, en la urbanización del mismo nombre, aún no sale de su asombro. «Estaba tomando un café junto a la ventana de la cocina y empecé a ver pasar camiones llenos de militares. ¿Desde cuándo se hacen maniobras en la ciudad?», añade, con una frase que resume el sentir generalizado de los vecinos.
Desde el lunes, han visto cómo los transportes llenos de armamento, radares y soldados cruzaban por las estrechas calles de esta zona residencial, lo que ha causado un gran revuelo entre los residentes.
El amplio despliegue de soldados se dirigía a los terrenos de la finca La Platera, que pertenecen a la fábrica de cemento de La Araña. Una vez allí montaron su campamento. «Vinieron primero a medir la calle, a ver si podían pasar», explica otro vecino. «A nuestros hijos no les dejaron pasar a casa cuando volvían de la Universidad, tuvieron que subir andando», agregan. «Perdone, ¿Esto para qué es?» Francisco Javier Gutiérrez se dirige a uno de los cuatro soldados que está apostado en la entrada de la zona donde se desarrollan las prácticas. Paloma Bermúdez le espera en el coche. Han salido de casa, en la cercana barriada Jarazmín, expresamente para recabar algún dato. «Nos hemos acercado por curiosidad, a ver si va a pasar algo. Hemos visto pasar camiones con armamento. ¿A ver si nos van a bombardear y tenemos que salir corriendo!», bromearon los dos jóvenes. Minutos después, un responsable militar se acercó al puesto de control. Declinó dar explicaciones y se limitó a pedir que las preguntas se dirigieran al alto mando del Estrecho y que no se hicieran fotos.
A este respecto, fuentes consultadas por SUR explicaron que el convoy militar se encuentra en maniobras «terrestres-marítimas» de defensa del Estrecho. Fue escoltado hasta dos parajes de las urbanizaciones Pinares de San Antón y El Candado, en la capital, por motoristas de la Policía Local de Málaga y se prolongarán hasta mediodía de hoy.
Sin embargo, los residentes critican que la falta de información ha motivado una alarma innecesaria, que incluso ha causado un aluvión de llamadas a la Policía municipal, incluso de conductores que circulaban por la zona. «Esta es una urbanización privada y aquí nadie sabía nada. Tenían que habernos informado», exclamó otro propietario.
Aunque no deja de ser una anécdota, lo cierto es que el sobresalto llega apenas una semana después de que otras maniobras militares, esta vez por aire, ocasionaran un fuerte estruendo -al superar dos cazas la velocidad del sonido- que sobrecogió a cientos de miles de ciudadanos de la capital y de una decena de municipios de la provincia. Si no era suficiente con un simulacro aéreo, ahora también, por tierra