El contexto exigía clasicismo. "Vamos con unos cantes de época", indicó Morente (Granada, 1942), "porque estamos en Vallecas". Morente mostraba sus cartas. El público le avisaba de que le iba a exigir lo máximo. "¡Venga un fandango bueno!", lanzaba desde la última fila un anciano con sombrero y bastón sentado muy erguido. El semblante muy serio, la mirada completamente fija. Un patriarca, sin duda.
Bañado por una luz roja y rodeada por un sexteto de palmeros, Morente salió a escena casi sin avisar. Pasaban pocos minutos de las 22.00 y muchos aún buscaban el mejor asiento para ver al maestro al aire libre.
Era una velada dedicada a Federico García Lorca, con el que Morente suele tratar de genio granadino a genio granadino. Por lo tanto, los temas surgieron de Morente-Lorca (1998).
Como Los saeteros. Fragmentos de un álbum en el que la autoría la firman conjuntamente Lorca y Morente. Un itinerario casi místico hacia el gran poeta de la Generación del 27. Pieza a pieza, Morente hechizaba con cada virtuosa melisma.
"¡Oooole!". Y el patriarca del fondo no gritaba solo. La salida a escena de los bailaores aún enfervorizó más al auditorio. Era sin duda uno de los recitales más sustanciosos del tercer Festival de Flamenco de la Comunidad de Madrid. Que no es poco, dado un programa que incluye a Luis Eduardo Aute, Miguel Poveda y a otra ilustre Morente: Estrella.
El subversivo cantaor flamenco ya tiene listo nuevo álbum, Pablo de Málaga, compuesto con prosas poéticas de Pablo Picasso. Lo estrenará el día 20. Se le podrá ver antes, el día 9, en Olivar del Castillo. Una nueva ocasión para comprobar la potencia de un cantaor impar.