“Nací en el Mediterráneo . . .” , “y mi niñez sigue jugando en la arena. Llevo tu luz y tu olor. Guardo amor, juegos y penas. Yo, que en la piel tengo el sabor amargo del llanto eterno que han vertido en tí cien pueblos, desde Algeciras a Estambul, para que pintes de azul sus largas noches de invierno, a fuerza de desventuras. Tu alma es profunda y oscura” . . . Joan Manuel Serrat
En el pasado 2.016 más de 5.000 personas se calcula que murieron intentando atravesar el Mediterráneo camino de . . .un futuro mejor, huyendo del horror y la injusticia, del hambre y de la guerra, para llegar a encontrarse con el chantaje, el engaño, las empalizadas y el abandono a su infortunio y a su mala suerte.
Mientras avanza el tiempo y seguimos anestesiados . . . ante el espectáculo dantesco, ante el sufrimiento de miles y miles de seres humanos, atascados en la desesperanza más absoluta, desesperados, condenados . . . mientras los oráculos del odio y la política, los gurús del miedo y el odio inoculan sus discursos en la cobardía colectiva, en la culpa imperdonable de todos y cada uno de nosotros que seguimos sin rebelarnos ante el horror consentido, desde los discursos del odio y la maligna mezquindad de nuestros dirigentes.
Mientras el Mediterráneo ya solo es una charca inundada de crímenes . . . televisados, consentidos, incluso condenados . . . ¿condenados con suficiente rabia y contundencia?, mientras nuestras estufas humean comodidad e imperdonable complicidad, cada vez que callamos, cada vez que disimulamos, cada vez que . . . olvidamos . . . y mantenemos a nuestros indignos dirigentes sin hacer lo que debieran, ante la humanidad que también se hunde . . . en el Mediterráneo.
“Yo nací en el Mediterráneo . . .”
Torre del Mar enero – 2.017