Navidades, el tiempo encapsulado

  • Categoría de la entrada:Opinión

El tiempo se encapsula para esperar a que las fechas mágicas del ocultamiento de la información se terminen.

Ocurre en Navidades, Semana Santa, agosto… No deja de ocurrir nada en la vida cotidiana de los ciudadanos comunes; descansan los que gobiernan las finanzas y el mundo. Nostalgia de que descansarán para siempre, pero volverán a tomar decisiones sobre la vida de todos sin contar con nosotros. Solo esperamos unos días para seguir recibiendo castigo.

En España las Navidades se prolongan hasta el siete de enero. Estos días José Ignacio Wert se ha tomado un respiro en sus provocaciones y Alberto Ruíz Gallardón toma fuerzas para seguir con sus reformas censitarias. Y Mariano Rajoy, después de desearnos a todos que tengamos comportamientos militares, entiendo que de obediencia al mando, ha regresado de Afganistán y está afilando las guadañas de nuevos recortes.

No hay un solo dato en el horizontes que invite a la esperanza para el año que alumbrará dentro de unos días. La Banca, inyectada de dinero fresco europeo sobre nuestras costillas, prepara cierres de oficinas y más despidos. Y, por supuesto, seguirá desahuciando y negando créditos. Muchos compañeros de la prensa no volverán a trabajar nunca más en sus vidas. Las percepciones -derechos adquiridos- de muchos ciudadanos por desempleo se han agotado. Hay cientos de miles de familias sin ningún ingreso. Las grandes fortunas han hecho su agosto con la crisis: son un 8,4 más ricas.

Y la perplejidad impide analizar críticamente lo que está ocurriendo amparada por el falso paraguas de que todo esto es inevitable. Y de verdad que no lo es.

Hace falta un manifiesto unificador del descontento para revertir esta situación. Pero ni los partidos de izquierda ni los sindicatos están a la altura de las circunstancias. La marea catalana trata de envolverlo todo con señuelos secesionistas como solución de la incapacidad política. Intentarán que respondamos con dosis de patriotismo automático. Pero si España no se ocupa de sus hijos no podrá pedir que sus hijos se ocupen de España.

En realidad estamos pendientes de la metrópoli. Somos ciudadanos alemanes de segunda categoría porque obedecemos a Ángela Merkel sin poder votar en su elección. No me siento adherido a esta Europa que nos trata como ciudadanos de segunda. Empiezo a considerar la hipótesis de que siendo pobres es mejor que pudiéramos gobernar nuestra pobreza. Aunque solo sea por no soportar los incumplimientos de Rajoy como norma de conducta amparándose en las imposiciones alemanas.

No espero mucho del 2013 salvo que los españoles nos despertemos del letargo y hagamos un dos de mayo contra el invasor alemán