En la noche paleña, escucha
y alumbra la dama de la noche,
en el patio de los niños,
el cante y la garra, el son
y el rasgueo herido, enrabietado,
sensible, de la guitarra flamenca,
en las gargantas rotas, entre
las cuerdas tensas, al albur de la noche
quieta, al amparo del aroma tenue,
al rebufo sutil de la luna
apagándose.
Noche de toque y cante,
de palmas y zambra morena,
de verdiales y requiebros de
fandangos, soleás y seguiriyas,
encampanadas, desgarradas,
de salobres arranques y titanes
barruntos, al golpe seco y rítmico
de la mano, del alma, sobre la caja
de cuerdas y acordes.
Desde el barrio de El Palo,
con la esencia del sur y
la fragancia del ritmo y
la voz, al socaire del Levante
tenue, al relente de la bulería
entretejida, tras los tangos,
desde el gurugú del palmeo
vivo, compartido y fraterno
de propios y forasteros gozando,
escuchando, rebullendo de vida
y arte, en la noche paleña,
a la memoria del Niño de las Moras,
en su barrio, en su costa,
en el recuerdo intacto de quienes
fueron marengos, hombres y mujeres
de la mar y el hambre, del coraje
y la fuerza, mientras rasguean su llanto
las guitarras, y clavan en el cielo sus voces,
los cantes de siempre, los cantes de . . .
moras y sardinas al alba, ahora que
sólo nos queda soñar que no se
perdieron, que quedaron prendados,
sin duda, en la florecillas efímeras,
frágiles de la dama de la noche. . . los lamentos del Niño
en Las Cuatro Esquinas.
VIII Festival Flamenco de El Palo . El Palo 31 de Julio 2010
Autor. Antonio Garcia Gómez