Los okupas, asentados ilegalmente en el antiguo camping de los Baños del Carmen desde hace cuatro años, han cosechado un miedo absoluto entre los vecinos y comerciantes de la zona por las actividades ilícitas que ahí se realizan. Y es que los Baños del Carmen se ha convertido en los últimos años en un foco de conflictividad, que parece no vislumbrar ni un sólo ápice de luz.
En una línea de barracones, se hacina la ropa y los utensilios de casi 60 okupas, instalados desde 2007 en los antiguos campamentos, donde han llegado a formar una aldea improvisada.
«Escuchamos tiros y hemos presenciado varios apuñalamientos entre ellos», explica uno de los empleados de los negocios próximos a los terrenos, que no ha querido desvelar su identidad por temor.
«Los indigentes que viven aquí se dedican a asaltar terrazas y a intentar ocupar las casas. Ya no viene ni el cartero», apostilla.
El relato de sucesos incluye también agresiones hacia los trabajadores, como cuenta uno de ellos, denunciado por un vagabundo que se autolesionó para fingir que le había golpeado.
El peligro llega hasta el restaurante El Balneario, cuyos camareros temen que un día los mendigos prendan fuego a su establecimiento, ya que, según detallan, suelen hacer hogueras entre los árboles. «Se asientan ilegalmente en las proximidades de un local que paga impuestos por sillas y mesas, pero no nos atrevemos a decirles nada», asevera.
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Relatos de la calle
La estampa, cuanto menos edénica, es además flanqueada por una multitud de perros, algunos de los cuales, de portentosa envergadura. Pedro, uno de los vecinos de la zona, lamenta la cantidad de animales sueltos que garbean por los alrededores de estos terrenos.
«Varios perros me llegaron a acometer, aunque no me mordieron. Es un peligro, ya que por aquí pasean normalmente muchos niños», recalca.
La consecuencia inmediata de estos okupas, que en grupos cada vez más nutridos acampan a sus anchas sobre este espacio público, es la invasión que ellos mismos protagonizan a las puertas de los comercios con mayor afluencia de la barriada malagueña.
Vagabundos que irrumpen asiduamente en los pasillos para comprar únicamente cartones de vino y cerveza, en compañía de otros indigentes que acuden en busca de cualquier donación. Es el panorama más habitual que Aurora contempla en el Opencor ubicado en el corazón de los Baños del Carmen, donde trabaja.
La entrada de mendigos en este establecimiento, que ya ha sufrido varios robos, es constante, según apostilla. «Los empleados salimos a las 2 de la mañana asustados del local, porque ya han atracado a varios vecinos con navajas», expresa.
El perfil de los «sin techo» que cada tarde hacen guardia en los escalones que dan entrada a estos negocios responde, sobre todo, a hombres –muchos de ellos inmigrantes– aunque la miseria no tiene sexo ni raza.
Así, también es frecuente encontrar a mujeres que arrastran su presente por las proximidades de Los Baños del Carmen, con la aspiración de que algún alma caritativa se apiade de ellas y les deposite una moneda
Fuente: Diario La Opinión