, contra quien según conviniese o no, para culminar que, al cabo, los víctimas eran los comparecientes, y en especial el exministro, que tuvo la ocurrencia de extender la victimización también hasta su propio partido, el PP. ¡Qué pobres y qué desvalidos!, como para que nos vayamos olvidando de lo que dijeron y pretendían, porque . . . ¡qué panda de pobrecillos!.
En otro sentido, ahora anda una cocacola, bueno dos, por medio, como burla burlando, la metedura de pata del podemita, senador a la sazón, Ramón Espinar, que habiendo apoyado, junto a otros responsables políticos, a los trabajadores de la empresa de Cocacola de Fuenlabrada, no readmitidos aunque lo dicte la sentencia, solicitando el no consumo de la bebida refrescante en señal de protesta.
De tal manera que el buen Ramón al ir a comer obvió la consigna de no consumir la cocacola hasta incumplirla.
Para llegar a convertirse en un hazmerreir, incluso tras haber pedido disculpas, y es que a veces uno mete la pata innecesariamente, y ese comportamiento olvidadizo se merece como poco un virtual coscorrón.
Y para terminar, de momento, la astracanada de muy mal gusto y tan significativo del locuaz socialista fetén, afín a la lideresa andaluza, el señor Heredia haciéndose arrumacos de "pelillos a la mar", con su compi de escaño, la no afiliada Margarita Robles, la aludida por aquel como hijaputa ¿al estilo andalú?.
Aunque no se pueda ocultar el mal rollo que se respira en el seno disperso del PSOE, hasta el punto de que no se puedan ver los unos a los otros y viceversa, hasta el desparrame maldicente y cabrón contra el otro, muy salivado de "compañero y compañera" aunque a continuación se le abarrote de críticas inimisericordes. Porque o ellos o nosotros, porque los pesebres están contados y no hay para todos, y Heredia haciendo amigos y . . . enemigos a los que aplacar, por si acaso, porque nunca se sabe.
Torre del Mar abril – 2.017