Paco de Lucía, un genio en familia

Medio año después Curro Sánchez, de 30 años, presenta en San Sebastián Paco de Lucía: La búsqueda, vigoroso y brillante retrato de la vida musical de uno de los más grandes guitarristas de todos los tiempos. «El dolor era tan grande que no me atreví a retomar la historia. Sentí un impulso y me encerré a editar lo filmado. Así recuperé a mi padre», dice Sánchez Varela, que ha contado con una de sus hermanas, Casilda, como coguionista, y otra, Lucía, como coproductora. «Ha habido dos documentales precedentes, que están muy bien, pero que hablaban sobre todo de su vida, no tanto de su música. Nosotros hemos ido a su arte». Paco de Lucía: La búsqueda cumple con clase su doble función: contar la peripecia del genio y sus apuestas artísticas y emocionar musicalmente a sus fans más informados.

Y todo ello contado por el mismo Paco de Lucía en diversas entrevistas con su hijo, además de músicos como su hermano Pepe, Chick Corea, John McLaughlin, Rubén Blades, Alejandro Sanz o Estrella Morente. «Tras su muerte, lo planteamos todo de cero. Hace tres años empecé, como si tuviese el complejo de Diógenes, a recopilar todo el material que hubiera sobre él. Hasta fui a Nueva York y perseguí en la CBS su primera aparición en la televisión estadounidense. Íbamos a filmar, como metraje principal, su gira, pero la figura de mi padre fagocitó cualquier intención». La aparición del Festival de San Sebastián, que le abrió su programación, aceleró más el proceso: Sánchez Varela cuenta que ha llegado con la «lengua fuera», sin haber podido chequear la copia final.

Por la pantalla pasan su infancia en Algeciras, en donde nace en el caldo de cultivo para un genio, rodeado de grandes del flamenco como El Niño Ricardo, con un padre que le transmite el amor a esa música; sus primeros pasos en Madrid en concursos infantiles; su gira —siendo aún un adolescente— con su hermano Pepe como acompañantes del bailarín José Greco en EE UU (allí conocen a otro guitarrista mítico, Sabicas); su encuentro con Camarón; la explosión que supuso el disco Fuente y caudal (1973); su trío con McLaughlin y Al Di Meola; el sexteto Dolores, que revoluciona el flamenco; la introducción del cajón peruano como elemento de percusión en la música española… «De cada encuentro sacó una lección vital y artística, algo que aún me sorprende». También emergen sus dones como genio, su oído —casi obsesión— para el ritmo, y sus referencias a un carácter dominado por la introspección. «Claro que era reservado. Pero esa imagen de timidez casi picassiana, de poseedor de un solemne mundo interior, convive con su cachondeo, que guardaba para la familia y amigos, que nosotros disfrutamos mucho. Hay que ser fiel en todas sus vertientes al personaje». Así acaba el filme, con un homenaje a su risa, a su espíritu bromista.

Otro de los motores del documental es la vindicación de su carácter de genio de la música. «A él le daba vergüenza que le dijeran «guitarrista universal», y por eso se definía sólo como flamenco. Pero su arte demuestra lo contrario. Pregunta a los músicos de jazz cómo se improvisa no porque se aburra del flamenco, sino porque quiera llevar todo el concepto armónico a su terreno, e investigar desde ahí». No habrá más Paco de Lucía, al menos desde su familia. «Quiero hacer documentales [Sánchez Varela ha estudiado Comunicación Audiovisual y Cine], porque es un formato que con menos presupuesto puedes contar grandes historias, pero el próximo no será musical —ya he rechazado una propuesta—, y desde luego no volveré a mi padre. Ha sido catártico».