«Desde botellas de cristal, latas, todo tipo de plásticos y excrementos, por lo general humanos», indica. Su indignación le llevó a llamar al 112, desde donde le comunicaron que avisarían a la Policía Local, a la que se ofreció a esperarles en la playa para enseñarles dónde se encontraban las basuras e incluso instarle a que multaran a quien estaban ensuciando la playa. Pero, según este ciudadano, finalmente desde la propia policía le aconsejaron que llamara al número gratuito de la empresa encargada de la limpieza de la playa, «delegando en mí la supuesta solución a lo ocurrido, y desistiendo de su obligación de multar a los usuarios que tiren basura a nuestras playas con sanciones de 300 a 3.000 euros, según la ordenanza».El caso es que todo quedó en nada, y este ciudadano solo pudo tomar constancia de la suciedad que trataba de denunciar con imágenes «de una playa galardonada con una Q de Calidad y no con una M de mierda que es como debería de ser, sino viviéramos en esta pantomima de legisladores, agentes del orden y palabras que nos regalan los oídos y nos condenan a vivir rodeados de basura moral y física».
