PERFIDIA

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Aunque suene a copla, orquestada y maliciosa, con la aviesa intención de hacer mucho daño aunque se mienta y se sepa, con la estrategia de agujerear donde más débil pueda ser la defensa, con la complicidad de sus pares y los millones que ya han dado su voto por adelantado, en intención y euforia, conformes con que les den por donde vienen anunciando.
                        Así vienen las cosas y así hieden las declaraciones de la inefable número tres Ana Mato y su dedo acusador, mentiroso e insidioso, sobre la supuesta realidad de la enseñanza primaria en Andalucía donde, por cierto, menos que los jamones se cuelguen por chorreras, el personal debe andar de culo, sin que se le entienda cuando habla entre sí, según el ecce homo parla catalán, gastándose los cuartos públicos por las tabernas, mano sobre mano, según acusicas envidiosos y maledicentes, y con los culitos imberbes ateridos de frío por sentarse en el gélido suelo de sus escuelas públicas, probablemente para seguir hablándose en andaluz y seguir sin entenderse. . . y así hasta que se harten de hurgar, que ya se sabe que si uno se caga donde no debe, y echa atrás en la jugada, y vuelve a reiterarse, y pide perdón de boquilla al final la mierda habrá quedado plenamente sembrada donde querían . . . los miserables.   
                        Y por otra parte, y aún en el peor de los casos, en el que la desahogada Ana Mato tuviera razón sobre el culito de nuestros pequeños andalucitos, aún así preferiría quedarme con el pompis al aire en una escuela pública que con el embozo bien abrigado en el cole del quiero y no puedo . . . hasta que consiga la homologación de persona bien, por la gracia del dios que todo lo ve y todo lo justifica.
                        Que no hay mayor y mejor lección que la inmersión magistral, diaria y humana, que se practica en la escuela pública sobre la sociabilidad necesaria, imprescindible y vital, exactamente en la realidad social que para bien y para mejor ofrece nuestro pueblo, nuestras gentes, nuestros niños, nuestras familias y nuestros maestros empeñados en sacar adelante a quienes creen en la libertad y la igualdad, por encima de todo credo exclusivista, confesional y, por supuesto tan íntimo como respetable, desde la hondura popular que es el saber popular en la que se inmolaron, por ejemplo nuestros mejores, Federico García Lorca, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez . . . fusilado, exilado y muerto en la penuria, exilado . . .
                        Y para terminar, y por si acaso no me he hecho entender como debiera y he pretendido, vuelvo a insistir en la idea de que el comentario en cuestión estaba preconcebido, se sabía que era falso e intentaba dañar al adversario político y de paso salpicar a la institución escolar y pública, y que con todo, la tranquilidad de declarar lo que ha indignado tanto cuenta con la callada complicidad de los miles que ya se frotan las manos con la victoria y que, por otra parte, no podrán decir, ni falta que hace por lo visto, que no sabían de que venía la marejada que se avecina.
                        Y hasta que nos cubra la porquería aún más nos conformaremos con un par de náuseas que nos oxigenen de la perfidia que se anuncia.
 
                                                                       Torre del Mar   26 – octubre