O ¿esto viene de largo y para quedarse?, o ¿también llega con nuestra propia naturaleza, patriotera y tal y tal, puro sentimiento, de uno y otro bando, desde mucho antes que antaño?
En medio de la vorágine que nos entrtiene, encoleriza, indigna, dando bandazos de un lugar al otro, encendiendo más de la cuenta los cabestros de costumbre … y me refiero al asunto, contencioso o algo peor, catalán versus español y viceversa, y tal y tal … cuando uno sólo puede dejar de tildarse uno de equidistante para quedar mal, ¿con los unos y los otros?, por aquello de que nunca la seguridad en los asertos ha de ser lo más acertado.
El caso es que uno ha aprovechado unos días para visitar Baeza y Úbeda, tan merecidamente Patrimonios de la Humanidad, a la una y a las dos, de que siempre se lleven bien y cuiden de lo suyo, tan apreciado, para que sigan ostentando tal honor.
Y por eso uno ha visitado, escuchando el silencio de los muros, las callejas de origen musulmán, los palacios del poder y el dinero renacentista, todo con mucho arte por admirar, todo por mucha ostentación para venerar, el silencio del eco apaciguado de los atardeceres glaucos del otoño avanzado, al paso de los siglos hechos piedra de palacio, de iglesia, de universidad, de escuela y de instituto, de aula, peana y pupitre, de puuizarra y mesa desde donde el maestro bueno, el poeta insigne, el hombre cabal, don Antonio Machado enseñana «Lengua francesa».
Y uno va cayendo en la importancia que el dinero ha tenido a lo largo de los siglos para levantar obras de arte monumentales, majestuosos, como para concitar hoy en día la atención y la curiosidad de miles y millones de turistas, como para que el pasado no acabe por desvanecerse; y entonces uno comprueba que también hubo quienes disponían de ingentes fortunas, como el flamante secretario de Isabel la Católica y Carlos I, natural de Úbeda, don Francisco de Los Cobos, creador y financiero de su grandísima tumba, en aquel apetito de otro de buscarse la autopista al cielo, mientras su gloria y fama en la tierra crecía, como asímismo la familia Jabalquinto en Baeza, dueña de un palacio renacentista, de oropel y lujo, para espanto y admiración del pueblo miserable y hambriento, para los restos y por la fama imperecedera, como para pensar que sólo ha quedado la memoria de los ricos, según nos iban explicando las entusiastas y aplicadas guías turísticas, mientras a los pobres se les olvidaba aunque se hubieran muerto de hambre, miseria, abandono y epidemias a lo largo de los siglos sin que haya importado menos que nada , a expensas de sus y nuestros amos y señores.
Y uno recuerda cómo a lo largo de la visita, justo cuando sentía cierta emoción, encontrándome en el aula que usaba don Antonio Machado, la guía tras sus prolijas disertaciones comentó que allí se encontraba la nómina anual del gran poeta, «3.500 pesetas de las de entonces anuales», sujetas a subidas de 1.000 más cada curso que permaneciera, como si fuera «un gran sueldo», para el intelectual, el poeta, el profesor que ya entonces, a sus 37 años, en Baeza, ya era una figura consagrada, habiendo publicado ya «Soledades» y «Campos de Castilla».
El poeta, el hombre bueno, el creador del filósofo Juan de Mairena que jamás obtuvo ningún favor para «acercarse», como era su deseo, a Madrid sin haber seguido el procedimiento regular de los concursos de méritos y de antigüedad, como para que se pueda llegar a pensar que «cobraba mucho», ¿?
Justo el mismo día en que yo podía leer en el diario que «el exfutbolista ganó cada día del año pasado 39.000 euros». Y estamos hablando de David Beckham, que ha ganado tanta «pasta» «en concepto de ingresos devenidos y señalados en su declaración como la explotación del nombre y derechos de imagen».
Y uno se queda con la triste cantinela de que «¡siempre habrá ricos y pobres!».
Y de paso quiero recordar que la citada guía, bien preparada, a dos horas y media, mañana y tarde, cinco horas diarias de trabajo, a razón de 6 euros la hora.
Y uno ha visitado también el parador de Turismo de Úbeda, antigua «casa del de´çan Ortega», a razón de 200 euros la habitación doble, a 28 euros el menú del parador y a 17 euros el desayuno.
En un mundo de mercado libre en el que la desigualdad se ha instalado.
Y tal vez por eso en cuanto «el dinero» ha visto que la cosa iba en serio y el abismo estaba demasiado cerca han escapado y entonces: el lío catalán Estado español ha llamado a «repensar» y a dialogar, mientras los patriotas de a pie buscan cómo darse de tortas a la mínima, en nombre de sus sentimientos patrios muy encendidos, y los de arriba siguen apiolando miles y millones de moneda corriente y en vigor, contante y sonante.
Pero ¿qué nos sucede?
A razón de más 500 millones de euros el desfile militar que hoy ha enervado «el orgullo de sentirse español» según Defensa.
Y las «kellies» a razón de 2,50 euros de media la habitación del hotel recogida.
Texto. ANTONIO GARCÍA GÓMEZ
Torre del Mar octubre – 2.017