¿Dónde están los sistemas de seguridad que, según los técnicos, se activan cuando ocurren estos accidentes taponando la salida del crudo a 1.500 metros de profundidad?, ¿quién va a sufrir las consecuencias si no la población costera y, por extensión, el pueblo llano norteamericano o de otros países próximos? Está muy bien que la British Petroleum se haya adelantado a la promesa de asumir los gastos de las consecuencias (por cierto, ¿quién y cuándo asumirá en España los gastos que originó el accidente del “Prestige”?); pero no es suficiente, porque no estamos exentos de que este tipo de accidentes vuelva a producirse.
Esta nueva causa de ruina para el medio ambiente y para la economía de las personas que dependen de la naturaleza, debería llevarnos a la defender tipos de energías alternativas menos agresivas; porque, sin duda alguna, estos accidentes tienen que ver con probabilidades estadísticas y, por tanto, con la frecuencia en el uso del petróleo como fuente de energía. ¿Serían aplicables los mismos criterios probabilísticos si se generalizara el contacto con la energía nuclear y llenásemos el planeta de centrales?, ¿de qué valdrían, en estos supuestos, las garantías de seguridad de los defensores de esta fuente de energía?, ¿quién, si no el pueblo llano, tendría que pagar las consecuencias de esos hipotéticos accidentes como ocurrió en Chernobyl?
Fdo.: Antonio Caparrós Vida