Soberano disparate ha salido de la boca de un personaje al que le gustan las palabras gruesas. El año pasado llamó pijo al juez Santiago Pedraz. Recientemente, insultó en Twitter a Elena Valenciano, número dos del PSOE.
El personaje responde por Rafael Hernando y lleva tres décadas viviendo de la política. Desde que en 1983, cuando contaba 22 años, fue elegido concejal en Guadalajara, su ciudad natal. Ahora, lo sufren como diputado cunero en Almería.
El verbo de Hernando es afilado. Para justificar su sueldo, el también portavoz adjunto del PP en el Congreso aterriza en Almería de vez en cuando y suelta una docena de improperios. Hace unos días, dijo que “el bipartito andaluz (¡vaya manía!)” había “asimilado a Andalucía con Venezuela”, ofreciendo al mundo una “imagen bananera y demagógica”. Luego, tomó el avión y regreso al alfombrado pasillo del Congreso.
¿Cuál es esa medida “demagógica” del Gobierno de izquierdas andaluz? Una llena de sentido común y de solidaridad.
En los próximos días, se aprobará un decreto ley con una serie de acciones encaminadas a combatir la exclusión social. Tendrá un presupuesto de 100 millones de euros. Tres son las líneas de actuación:
1) Garantizar que los niños reciban al menos tres comidas al día (desayuno, comida y merienda), en los centros escolares. Las personas mayores en situación de exclusión también recibirán alimentos en centros de día y ONG.
2) Potenciar la ayuda a los dependientes, abandonada por el Gobierno central, en especial la ayuda a domicilio. Se realizarán unos 45.000 contratos que beneficiarán fundamentalmente a mujeres sin otros ingresos.
3) Acelerar los trámites a un máximo de tres meses para la percepción de una renta básica.
Los datos que muestran la gravedad de la situación están sobre la mesa: además de un 35% de paro, Caritas señala que casi una tercera parte de los andaluces (2,66 millones) viven por debajo del umbral de la pobreza. Es decir, perciben menos del 60% de la renta media de la comunidad. Los más perjudicados son niños y ancianos.
El PP tiene el derecho y la obligación de criticar las propuestas de la Junta. Pero sin demagogia. Ni socialismo soviético, ni chavismo caribeño, ni Etiopía, ni chorradas por el estilo. Es la hora de la responsabilidad. El PP debe atender la oferta que hacen los dirigentes socialistas para luchar contra la exclusión.
Pero vista la reacción de personajes como Hernando, la del presidente extremeño o la de nuestro viejo amigo Javier Arenas, que acusa, ¡cómo no!, al PSOE de haber traído él solito la pobreza a España, parece que prefieren que la situación se deteriore más antes que pactar una solución de emergencia ante una situación de emergencia.
Por ello, son oportunas las preguntas que se hace el vicepresidente de la Junta, Diego Valderas (IU):“¿Por qué se oponen a la solidaridad alimentaria? ¿Por qué se cabrea el PP?”.
La respuesta es clara: el PP no puede admitir que haya otra forma de afrontar la crisis que no sea la del sinremedismo, en acertada definición del ex director general de la Unesco, Federico Mayor Zaragoza, expuesta hace unos días en la Escuela de Ciudadanos. El PP no puede aceptar que un Gobierno de izquierdas le enmiende la plana y defienda a los desahuciados y los excluidos.
Por eso, y para tapar con ruido el escándalo de los sobresueldazos que percibían, según reconocimiento propio, Álvarez Cascos y Javier Arenas, de ¡hasta 10.000 euros al mes!, y el entramado de empresas fantasma para financiar el partido. Por todo eso se cabrea el PP.