Tras tantas movilizaciones, jornadas de huelga, con las correspondientes pérdidas de sueldo, a bastantes euros el día de huelga, luchando contra "la firmeza", o eso creíamos, del PP. En sus principios, en su ideología, respecto a que afirmaban que este país necesitaba "sí o sí" la tal ley LOMCE, ninguneada toda oposición hasta ¿que interesara otra cosa?.
Tras la jubilación del cargo ministrable del señor Wert, un retiro de oro y muchos quilates en París, con la aplicación sobreentendida de la tal ley, habiendo empezado el curso con una huelga de profesores, unas movilizaciones de alumnos y profesores, en un malestar creciente, venido de muy atrás, desde cuando se inició la barbaridad que iba a suponer tal Ley de Educación, concebida sin consenso, sin apoyo popular.
Cuando ¡ale hop!, en un "más difícil todavía", ayer, en la sesión de investidura en la presentación del candidato Rajoy en el Congreso, llegó el numerito de circo:
Hoy por cierto, anunciado con mucho bombo y enfoque de parte, en un titular de portada de El País: "Rajoy hace la primera cesión al PSOE y retira la reválida".
Oigan, sin encuentros, ni debates, ni decisiones conjuntas y concluyentes, ni reuniones de estudio y trabajo, sobre el asunto educativo en cuestión, sobre la Ley más importante, sobre la Educación en nuestro país, y entonces a vuela pluma, en un requiebro, casi un dribling, en un ardid de parlamentario curtido, algo fullero y de buen talante, precisamente, con un asunto de la trascendencia de la Ley de Educación, va el señor Rajoy y proclama que retira los efectos académicos de las reválidas tan contestadas anteayer, y queda en suspenso y en entredicho la Lomce . . . pero ¿y a quién le importa?.
Pero ¿alguien se puede creer que se toman en serio, al menos en el PP, lo de la Educación?, cuando resulta que lo único que les importa es lo de los dineros, especialmente en un reparto muy desigual, escandalosamente desequilibrado , mucho para unos pocos y todos del corralito elegido, y para el resto el reparto de las migajas.
Y entonces, una vez más, no hay "responsabilidad alguna". Encuentros de especialistas, seminarios, gastos, propuestas, debates, protestas . . . y al cabo, de un plumazo, Rajoy acaba con todo el montaje, y se puede prescindir de la ley que era símbolo hasta que Rajoy ha decidido que . . . ya no lo era. Porque, al fin, qué más da, una ley u otra, o ninguna, porque la cultura es prescindible y si ayer era "ideal" la Lomce hoy no puede desprenderse de ella con displicencia "a lo Rajoy".
Y seguimos así, siendo casi nada, enemigos de "la razón de Estado" cuando conviene, y de vez en cuando nos regalan con su magnanimidad.
¡Qué se le va a hacer! Si tienen el apoyo de "todas las razones de Estado" que justifiquen todo cambio de enfoque que no ponga en peligro . . . a "sus señorías".
Torre del Mar octubre – 2.016