YorgosPapandreu, líder del socialismo griego, parece tener la intención de convocar un referéndum a fin de consultar a sus conciudadanos acerca de si aceptan, o no, las medidas económicas restrictivas impuestas por el resto de países europeos encabezados por Alemania y Francia. Ni que decir tiene que en ello puede haber un interés estratégico de supervivencia política personal a la vista de lo que está cayendo sobre ese país y sobre los partidos socialdemócratas. Pero, incluso en tal caso, ¿por qué de nuevo la democracia directa como problema grave?, ¿quién teme a Pericles, aquel extraordinario político del siglo V a. d. C.?
“La Europa de los mercaderes” se siente al borde del abismo, según todos los indicios, ante la posible iniciativa del actual mandatario griego. Se levanta una tormenta de proporciones fabulosas como resultado de esa posibilidad y se habla de ruina y males bíblicos si se lleva a efecto el referido referéndum, la consulta ciudadana que otros, por ejemplo el tal Zapatero y compañía, solucionan en ocasiones con fórmulas rápidas entre “expertos representantes” de la opinión pública y la cosa constitucional. En definitiva, la mayoría de los miembros de la clase política europea, incluyendo a los socialdemócratas españoles según parece, tratan de evitar por todos los medios la consulta.
Pericles y su democracia directa fue sustituida por sistemas políticos no democráticos o dudosamente democráticos. Los oligarcas (aristócratas degenerados para los griegos) y sus intereses personales, especialmente los económicos, se impusieron y en una situación similar seguimos, ¿o no?
La democracia directa sigue siendo una ilusión, una meta inalcanzable por el momento; que se lo pregunten si no a quienes participan de la filosofía sociopolítica del 15-M.
Antonio Caparrós Vida