R A M I R O P I N I L L A

Con 91 años, un escritor de cuerpo entero, con la tristeza agarrada a la pena que nos invade, mientras uno sueña con Ramiro Pinilla «paseando por su Getxo inmemorial», . . .porque «qué pérdida tan inconsolable», «cuánto talento, integridad y tesón». Leí su epopeya hace unos pocos años, «Verdes valles, colinas rojas», para dejarme atrapar por la magia escrita, dibujada, pergeñada desde la capacidad de fabular la realidad hasta hacerla reconocible, épica, . . .y comprendí que estaba ante un monumental escritor novelista de 80 años.

Más adelante también pude leer «Aquella edad inolvidable», ¿obra menor?, más cercana, con la misma magia de las epopeyas que ocurren a nuestra vera, de las que, a menudo, sin darnos cuenta también podamos llegar a ser protagonistas, para encontrar felicidad, cercanía, emoción y tensión leyendo . . .a Ramiro Pinilla. «Perseveró en su tarea de escritor al margen del reconocimiento público». «Paseaba todos los días por los escenarios de sus novelas». Se sentía un hombre libre, era un hombre libre, escribía lo que le daba la gana. «Pertenecía a esa especie tan rara de los grandes escritores que se mantienen alérgicos a la grandilocuencia, a la pedantería o los fastos, capaces de levantar mundos completos, de idear historias imperecederas, conmovedoras y cómicas, como la propia vida».

Y Ramiro Pinilla ya está en la retina de la emoción contenida tras su desaparición, sin haberle perdido del todo cuando resulta que tenemos sus obras, sus novelas.

Torre del Mar octubre – 2.014