Comida principal, sin duda, simple y humilde, clásica y sabrosa, dulce y melosa, frente a las novedades de los novísimos tiempos, tal vez para desechar lo anterior y abrazarse a las nuevas tendencias, con las leches de avena, de almendras, de avellanas . . . y otras maravillosas sustancias de energéticas posibilidades, seguro, como para sobrealimentar a los retoños que habrán de tener cuanto no lleguen, ni siquiera, a echar en falta. Con sus quinoas incorporadas, sus galletas de pomelo, sin azúcar, sin sal, todo muy en estado puro, todo en bío y en ecológica presentación, para que nuestros pequeños estén tan bien alimentados que no lleguen a echar en falta un buen tazón de leche, un trozo de pan blanco con su onza de chocolate, su bocata de chorizo . . .
Con tanta información supervisada y filtrada para que nada entre en tan pequeños organismos que no esté evaluado, seleccionado, con el visto bueno de los “especializados progenitores”. . . que han “pasado por alto” el buen tazón de sopas de leche de toda la vida, ¡lástima!, aunque aseguran que ahora la “leche de vaca”, por ejemplo, ya no es tan buena . . .como lo ha sido durante siglos y siglos nutriendo a una alimentación, como poco, superviviente.
Torre del Mar agosto – 2.015