Cientos, miles de damnificados, perjudicados, heridos, caídos en la desgracias de sus trayectorias vitales, frustradas, tronchadas, aniquiladas. . . igual a ningún responsable de cierta entidad.
Da lo mismo donde se mire, hacia donde se fije la mirada y la indignación, hacia donde la vergüenza y la resignación. . .el resultado es cero responsables.
Hasta la costumbre acendrada y sustentada por los buitres que sobrevuelan, panzudos y mudos de la irresponsabilidad de sus altos vuelos, pagados los platos rotos por los mismos mindundis de costumbre, nada mejora, todo empeora en júbilos a las esperanza. . .
Se liquida Fagor, se cierra, se abre, se cierra. Se cierra la RTVV, se abre, se vuelve a cerrar. . . por decreto sumarísimo a manos de sus irresponsables todopoderosos. . . y la solución final es cero responsables. . .aunque el paisaje tras el estropicio presente una multitud de existencias rotas y desesperadas.
Desde la macroeconomía hasta el menudeo con sus no responsables en la cresta de la desfachatez, echando tan en falta un mínimo de rechazo social que tampoco . . .y sigue la bola a su aire y hacía la caída de la buchaca de los más poderosos. . . repleta de fondos mangantes.
Veinticinco años de entrega a una empresa, pequeña, floreciente. Disposición al trabajo sin regateos, media vida, veinticinco años de chica para todo, secretaria eficiente, chica de los recados y los favores, hasta “tonta del bote” por su dedicación sin reservas, por un sueldo sin exageraciones, responsable primera y última de una pequeña empresa que ha ido mejor que peor en su devenir superviviente hasta “la ocasión la pintan calva” de limpia de bajos excedentes humanos.
Veinticinco años acabados de un plumazo y unas cuantas mentiras. Resulta que alegan que la muchacha, ya toda una mujer, abandonaba de vez en cuando el trabajo, se encerraba en el wáter a fumar, racaneaba el esfuerzo debido al pequeño emporio, mentirijillas haciendo una bola imparable de dañinas calumnias. . .resultado final, a la calle, a la calle al desamparo de la actual Ley de Reforma Laboral. . . un finiquito cicateado, ramplón e injusto y dos años de paros, . . .con 46 años y a empezar de nuevo. . .sin ninguna responsabilidad que afee la conducta de un par de jefes que son dos sinvergüenzas.
Recuerdo que hace ya, y va para unos cuantos años, mi padre cerró la empresa que había sido su vida y su sustento económico, el suyo y el de su familia, durante toda una vida de entrega y esfuerzo. En ese proceso liquidador, mi padre, con sus algunos años más que los imprescindibles para haberse jubilado, tuvo que arbitrar el “despido” procedente de sus empleados, por cierto de toda la vida, con sus liquidaciones precisas y justas.
Recuerdo que a mi padre le ofrecieron, en asistencia legal “competente”, el empleo de algunas triquiñuelas para “deshacerse” de unos obreros por “más menos” unas pesetillas de las de entonces hasta poder dejarles con casi nada. Mi padre no lo dudó un instante. Les daría hasta el último céntimo. Y así fue. Y así tuve una lección “ejemplar” de humanidad y solidaridad.
Mi padre “sí fue responsable”.
Entretanto el panorama se enrarece y la devastación avanza con el resultados de millones de damnificados y cero responsables en las alturas que dios guarde o maldiga según las fes de cada quienes. . . mientras algunos aún esperan que la “derecha” tiene alma.
Torre del Mar 15 – noviembre – 2.013