Herido, Ahmed Merabet sobre el suelo, con las manos levantadas, fue vilmente asesinado por la furia ciega y a perversa de la barbarie más indefendible, desde la atroz vesania de quienes odian y quieren producir daño en quien y quienes consideran su enemigo.
Ahmed Merabet, uno de los nuestros, una víctima como tantos y tantos de nosotros, un trabajador, un currante, un policía al servicio de la ciudadanía.
Ahmed Merabet un musulmán, hombre de paz, hombre leal y educado, caído sobre el asfalto parisino, cruelmente rematado por el fanatismo intolerable, por la intransigencia que no tiene excusa, por dos matones enloquecidos que invocaron la deidad sanguinaria que ellos creyeron defender y vengar. Porque habían sucumbido al horror inhumano que abrazaron malsanamente, desde el odio inclemente y condenable.
Ahmet Merabet, hermano y musulmán, agente honorable, víctima del fanatismo y la intolerancia más condenables, más inhumanas. Ahmed Merabet y nuestros conciudadanos caídos en los crímenes que no deben tener defensa alguna. Ahmed Merabat, a pear de todo, ejemplo de sacrificio tan noble como inútil.
Ahmed Merabat como uno de nuestros mejores, trabajador, víctima, ser humano . . . que dado la vida por quienes confiamos que nada está perdido mientras quede algo de humanidad en nuestros corazones. . . entristecidos.
¡Todos somos Ahmed!
Torre del Mar enero – 2.015