S U P E R V I V I E N T E S

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desde el sibilino y psicológico maltrato hasta el físico, atroz e insoportable, que, a menudo “se rebela” contra esa denominación de víctima, que siéndolo, a veces lleva antes a la compasión, a la solidaridad huera y parlanchina, a la consideración inane del maltrato, casi casi como si se tratara de un accidente o contingencia rechazable y poco más, ubicada en el anecdotario de los “machistas” . . . con ¿”cara de matones machistas”? . . . antes que a la concienciación determinante, a la revisión de las conductas y las mentalidades, y sobretodo a la valoración integral e inapreciable de cuantas mujeres  . . . sean capaces de sobrevivir al horror, al maltrato, al dolor continuado, invisible, contumaz . . . porque las mujeres son capaces, porque son fuertes, porque, tantas veces solas, se niegan a seguir al servicio, bajo la tutela amedrentadora del machismo, incluso cuando la mujer logra soltarse de la “tenaza” machista.

 

                                                           Y se rebelan y se niegan.

                                                           Y se niegan y escapan.

                                                           Y escapan y se enfrentan . .  .

 

                                                           Y muchas mujeres logran deshacerse del sobrecogimiento de ese machismo latente, cobarde, mezquino y acomplejado, fruto de una educación ancestral, por el prurito indigno y miserable de dominar, incapaz de amar, incapaz de comprender, incapaz de respetar, porque no tiene excusa alguna . .  .porque es peligroso, letal  . .  .y sin embargo cada día más mujeres logran escapar, enfrentarse . . . ante el machismo que no se merece el menor de los atenuantes, porque es maligno.

                                                           Y tal vez sea el momento de apreciar y realzar el valor de millones de mujeres que no ceden, que no quieren plegarse, incluso corriendo peligro su vida.

                                                           Porque son supervivientes, las mujeres, desde el infierno en el que han vivido, en el que viven . . . cuando son capaces de librarse de sus “miserables y mezquinos maltratadores”.

                                                           Porque les resulta tan duro a las mujeres librarse del machismo, del maltrato, que cuando lo logran se merecen toda nuestra consideración, toda nuestra admiración, todo nuestro respeto por ser “supervivientes ejemplares”.

 

                                               Torre del Mar   febrero – 2.016