Cientos de vecinos de El Palo y otros puntos de Málaga vuelven a retomar la tradicional fiesta en el parque forestal Lagarillo Blanco
Ni se pudo celebrar el año pasado ni se pudo hacer en su fecha habitual en este 2022. Pero la Romería de San Antón ha vuelto a Málaga unos meses después de lo que acostumbra su calendario. Lo normal es que se celebre en el sábado más cercano a la festividad de San Antón el 17 de enero, pero como justificaba la presidenta de la Asociación de Vecinos de El Palo, Mercedes Pírez: «En enero había muchos casos de Covid y por eso pusimos esta fecha». Así que el domingo 24 de abril, la Romería de San Antón vivió una jornada soleada de lo más veraniega con termómetros que marcaban más de los veinte grados y un ambiente festivo entre vecinos de El Palo y de todas partes de la provincia reunidos en el parque forestal Lagarillo Blanco.
«Venga, ¿quién quiere morcilla? Que la traigo de mi pueblo, Colmenar. También tengo un vasito con refresco, aceitunitas, queso…». Así se acercaba Pepi Martos a los que pasaban por su lado para llevarles a tomar algo a las mesas que tenía junto a su grupo de amigas de la Asociación Cultural Mujeres Jazmín y Mangas Verdes. En la caseta de al lado, Miguel López y Carmela Serrano ayudaban con los primeros preparos de la paella. Recordaban sus primeros años: «Vine por primera vez con 25 años junto a Ascensión Gómez, que es una mujer histórica para nosotros. Recuerdo que me trajo andando desde abajo…», rememoraba entre risas Carmela Serrano.
No hay duda, la esencia de la Romería de San Antón son las asociaciones y colectivos de barrio. Organizada por el Distrito Málaga Este con la iniciativa de la Asociación de Vecinos El Palo, cuenta con la colaboración y participación de peñas y entidades como la Asociación de Empresarios Málaga Este, Asociación Amigos del Carnaval Paleño, Peña El Palustre, Peña Madridista, AMFREMAR, Peña Los Bolaos, Asociación Ruedas Redondas, Asociación Cultural Mujeres Jazmín y Asociación de Vecinos de Mangas Verdes, entre otros tantos colectivos de la provincia. «La idea es reunirse, dejar las televisiones en casa, desconectar y pasarlo bien con la convivencia entre vecinos», destacaba Mercedes Pírez. Al igual que el respeto por el medio ambiente es otro de los lemas de esta romería, que disponía de contenedores específicos para plásticos y envases en cada zona, para que la naturaleza no sufriese por esta fiesta malagueña.
Amigos rusos y ucranianos
Las migas comenzaban a repartirse y la gran paella empezaba a recibir los últimos toques para llegar al sabor exquisito. Mientras, en las otras partes del Lagarillo Blanco ya tenían las mesas llenas de platos. Como pasaba en la parte más baja del monte, donde entre jóvenes malagueños y veteranos, un grupo de rusos, bielorrusos y ucranianos celebraban el día de la Pascua Ortodoxa. Junto a ellos estaba el malagueño Carlos, pareja de Inna, mujer rusa que lleva más de 20 años viviendo en Málaga. Él los observaba desde lejos y reflexionaba: «Si los dirigentes tomaran ejemplo de convivencia… Otro gallo cantaría», comentaba haciendo referencia a la guerra de Rusia contra Ucrania.
Entre risas y mucha comida estaban parte del grupo de estos amigos: Inna desde Rusia, Angélica desde Bielorrusia, Eugenio de Ucrania… Lo pasaban bien y había sido pura coincidencia el encontrarse con la Romería de San Antón, ya que ellos llegaban a celebrar su fiesta ortodoxa: «¡Qué coincidencia! Vimos que había mucha gente, son muy amables y estamos pasando un rato maravilloso», confesaba Inna.
No faltaba detalle a esta romería malagueña. Dentro del programa de actividades, había juegos para los más pequeños, el tradicional Torneo de Petanca, el Concurso del Juego de la Rana y el Encuentro de Maragatas. En la zona de la petanca, mayores se mezclaban con jóvenes como Margarita y Fernando. «Mi padre Antonio suele practicar todos los días la petanca y nosotros es la segunda vez que lo hacemos», explicaba Margarita. Era la primera vez también de Antonio Martín, que jugaba junto a todo un veterano, Francisco del Monte: «Llevo jugando a la petanca veinte años, tengo como 50 trofeos en mi casa. Cada día jugamos unos cuantos en Playa Virginia, yo vivo en El Palo desde hace 60 años, pero soy de Benagalbón», desvelaba Del Monte.
Al final todo se podría resumir en eso: tradición. Las primeras veces de algunos jóvenes frente a la veteranía de otros malagueños que llevan años y años disfrutando de esta Romería de San Antón.