Que resulta que la abogada del Estado, en el juicio del caso Noos, ha afirmado rotundamente, aviso para navegantes poco avispados, que lo de “Hacienda somos todos” era “publicidad” y que, por lo tanto, al pie de la letra no había que “entenderlo”. Como si alguna vez nos hubiéramos creído eso mismo de lo de “Hacienda somos todos”.
Me recuerda aquel añoso chisme o chiste de “Cuando el bosque se quema, algo suyo se quema . . . señor conde”.
Y es que nada es lo que parece, por mucho que se intente darnos “gato por liebre”, tal vez porque nuestras tragaderas han de ser amplias. ¡sin duda!
Y es que uno va aprendiendo que “no todos somos iguales” por mucho que se intente o disimule, por mucho que uno o una se disfrace de “florero inane e inocente”.
En un mundo y en un tiempo donde se ha pretendido que “la justicia no solo ha de aplicarse con rigor y justeza” sino que además “debe parecer que esa justicia se aplica en paridad y de nuevo con justa contundencia”.
Ahora que se intenta “salvar a la infanta Cristina” de la vergüenza y el oprobio, aunque no se haya podido libarla de verla sentada en el banquillo. Aunque la contradicción sea tan manifiesta como que, el actual rey, su hermano, “haya condenado” de antemano el comportamiento de su hermana y marido apartando todo trato social o familiar, y de paso nos pretendan hacer ver que “la tal infanta”, socia al 50%, ni sabía, “ni colaboraba necesariamente”, ni nada de nada, “gran florero”, mientras se pasaban gastos domésticos a cuenta de la empresa . . . “inexistente”, ¡con un par!.
Mientras el fiscal Horrach “suda la camiseta” y se invoca la “doctrina Botín”, otro igual inigualable, sujeto de ser “no acusado” a pesar de que “había trampeado”, inocente que salió de naja como para no sufrir juicio alguno.
Como ahora se pretende con “la infanta Cristina” que no ha sido acusada ni por la fiscalía, ni por la Hacienda pública que “ha escrito” que no se vio, después de todo, “perjudicada”, pues claro, ¡bendita!, a pesar de que llegamos a creernos aquello de que . . .”Hacienda éramos o somos todos”, ¡ingenuos!.
Torre del Mar enero – 2.016