“El odio y el amor están a un paso”, dicen los entendidos, tal vez para justificar el arrobo y el arrebato cruel y despiadado. Porque parece ser que todo puede tener cabida para que se acepte, por ejemplo, tanto el ¿respeto como el menosprecio?, pues por eso.
“Los que se pelean se desean” y “el amor verdadero lo perdona todo”. En una huida hacia el despropósito y el todo vale, bien entendido por la parte más débil, naturalmente, es decir o lo que es lo mismo, la mujer, siendo capaz de soportar lo insoportable, lo estúpido y lo mezquino.
Cuando resulta que la pulsión amorosa se confunde con la convivencia de respeto, enriquecida y enriquecedora, entre humanos y adultos, porque se quieren, se desean y se respetan por encima de cualquier otra cosa, porque, al cabo, se ama . . . cuando se puede ser “una misma, uno mismo” . . .en compañía de la . . persona amada, de la persona que ama . . . respetando la singularidad de “la otra, del otro”.
“Cualquier actitud podría cambiar a través del amor” y “el amor para toda la vida”. Como entrega y renuncio, como deseo frustrado y amor enaltecido al sueño incumplido, a favor del macho que . . . ya cambiará . . .
“Los celos como signo del amor”. Cruel hasta lo injusto. Desde la aceptación del egoísmo transformado en puro control, en acomplejada obsesión por aplastar, por menospreciar, por dañar . . . en aras de impedir una sonrisa, por evitar toda confianza , . . . empeñados en confundir el respeto, el cariño, . . .por eso que se empeñan en llamarlo amor . . . y no lo es.
Y sobre la mentira institucionalizada, programada y anunciada, obligada para no ser distinto al horror que se disimula como si . . .de amor se tratara.
Y San Valentín festejando incluso el desamor, la falta de amor, en nombre . . . del amor
Torre del Mar febrero – 2.016