Se cumplen 31 año del fatídico Domingo 26 de Noviembre de 1989, cuando las lluvias arrasaron parte de nuestro barrio

EDITORIAL

    Malas Navidades se nos viene encima a los paleños y paleñas. El 89 nos hizo pasar un mal trago cuando ya estaba a punto de dejarnos.

    Se alió con las lluvias y destrozo parte de nuestro barrio, llevándose con él la vida de Carmen Fernandez López.

Esta revista viene cargada de tragedia, se trata de un monográfico dedicado a las inundaciones, pero no pretende ser un pozo de lamentaciones, pretende servir de acicate para que todos y todas pasemos a la acción, que recuperemos el pulso y caminemos con esta experiencia que se repite cada cierto y a pesar de ello siempre la olvidamos.

    Esta no podemos olvidarla, desde la última inundación, estas páginas han servido para recordar el peligro que se corría, han servido para poner medios para que evitaran el desastre. Hemos denunciado hasta la saciedad los defectos de infraestructuras que hoy en este número del Copo volvemos a repetir.

    Ni los vecinos y vecinas hemos gritado lo suficiente, ni los responsables políticos han cumplido a tiempo con su responsabilidad.

    Ahora nos toca a todos cargar con las consecuencias, y como siempre a los más débiles les queda la peor parte.

    Este es otro ejemplo más que nos debe llevar a la conclusión de que los barrios han de organizarse para reivindicar con más fuerza una política verdaderamente social frente a una política de escaparate que ofrece al turismo una Málaga que falla por sus propios cimientos, la seguridad de sus habitantes.

    En este número de El Copo, nos preocupamos de denunciar y de proponer soluciones, es lo primero que apresuradamente podemos hacer, pero todavía queda mucho de qué hablar, y por lo que luchar…. Las ayudas económicas a los damnificados, a las inversiones en obras, a la falta de medios de protección civil, a la falta de agilidad en la atención a los damnificados y su indefensión, serán temas del próximo número de El Copo, y mientras tantos, nos preparamos para recibir un nuevo año que paradójicamente nos hace recorrer el pasillo de entrada al siglo XXI.