Ahora le están dando estopa a Pablo Iglesias y a los "malones" de Unidos Podemos, por haberse atrevido a cuestionar la retransmisión de la Santa Misa. Dicen que en virtud de un servicio público, para ancianos y enfermos católicos, y nos parece muy bien, aunque nuestro Estado sea aconfesional y, que yo sepa, también hay enfermos y ancianos musulmanes, budistas, judíos, protestantes, evangelistas . . . que se quedan si ver retransmitidos sus oficios religiosos propios.
En un país en el que apenas un 20% de los católicos inscritos practican su religión de manera regular. Pero no importa si resulta que la entronización de la religión católica supone otra cosa: Desde la posibilidad de "hacer media" en Bachillerato hasta la realidad de practicar un gran negocio en sus principales celebraciones, llámense Semana de Pasión o Navidades blancas, muy católicas . . . Aunque resulte que el segundo en el poder de la Conferencia Espiscopal Española sea un monseñor de gran boato y retrógrada ideología.
Pero, no importa, se arguye "el servicio público" y la "libertad de fe" sostenida y retransmitida por una cadena de televisión pública, incluso para tener que escuchar la prédica intolerable del obispo de Alcalá, por ejemplo, obsesionado con "los hombrss que se pierden en los clubes nocturnos de hombres". Pero no importa, todo sirve para llevare el agua al cangilón del abrevadero propio, valga el poder de la fe apropiada por las fuerzas más arcanas y malévolas de una fe poco caritativa, poco ejemplar, poco fraternal . . .por mucho que se simule predicar el amor al prójimo . . . salvo que sea gay, transexual, por ejemplo, porque solo se admite la uniformidad impuesta entre los fieles.
Pero, de nuevo, no importa. Están señalados los malvados de Unidos Podemos por haberse atrevido "tocar lo intocable".
O ¿qué se creían esos paniaguados que pretenden trastocar el orden de las cosas? . . . A redoble de tatachín de cornetas y tambores al paso bailón de los caperuzos adorando a sus dioses de oro, seda y pedrería, en nombre de la religión de los pobres.
Torre del Mar marzo – 2.017