¡Sin novedad!

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Y sin embargo la voz seguramente será: ¡Sin novedad!

Recuerdo que tras la primera "imaginaria" que tuve que cumplir haciendo la mili, cuando se me acercó mi superior e intenté comentarle lo que había sucedido mientras hacía la guardia, se me espetó con contundencia: "Se debe decir ¡sin novedad!, y luego explicar lo que ha sucedido si es que ha sucedido algo".

Por eso mismo, ahora ¿no ha pasado nada?, ¿o sí?, con toda la emotividad desbordada, desde el herido por la policía que ha regresado con la bata del hospital a votar hasta la anciana con lágrimas, desde su silla de ruedas, yendo ante la urna …

Mientras a media tarde las filas de ciudadanos libres aguardando a votar, en un referéndum que con seguridad no es un referéndum legal y con garantías, y que sin embargo muestra una contestación rotunda, monumental ante un gobierno central demasiado arrogante, demasiado inmovilista, encabezando el fracaso constitucional puesto en almoneda para derribo.

Puestos, seguramente, los catalanes, los españoles a pie del abismo, con los mismos protagonistas que ya no son cualificados para seguir al timonel de nada, mientras una ciudadanía, muy a ciegas, muy enrabietada e indignada, muy firme ante unos gobernantes necios, zafios y muy injustos.

Aunque se intente repetir, de un bando a otro, la consigna de ¡sin novedad!, con todo por delante, a la sensata espera, inverosímil, de ¿que dimitieran hoy mismo el señor Rajoy y el señor Puigdemón? … y sus colaboradores más cercanos.

Aunque se pretenda que el sin novedad nos lleve a "un enfrentamiento de fuerzas" hacia el debilitamiento, hacia la derrota común, aguardando que aún … ¿vayamos a peor, con un golpe de timón hacia dentro, hacia atrás?.

Mientras nada será más mentiroso que insistir en el ¡sin novedad!

Cuando ya nada volverá a ser como ayer.

Cuando las emociones y el seny catalán y español podrán llegar a ganar el futuro si caen en la cuenta de que pueden ser los protagonistas "transversales", los miles, los millones, de ciudadanos que ya no soportan tanta hez política, de quienes son los mismos quienes persisten en continuar … arreglando ¿el desaguisado?

Mientras el referéndum que no es un referéndum ha sido sustituido por la voluntad ciudadana de plantarse ante un gobierno que no ha sabido estar a la altura de lo que ha terminado por llevárselo por delante.

No iba a haber urnas, ha habido urnas; no se iba a poder votar, se ha votado … y ¡no ha habido referéndum! … y todo ello con un ¡sin novedad! … como una catedral.

Y diez mil trabajadores policías puestos en el brete de servir unas órdenes, como poco, contradictorias. O se detenía a los responsables o se dejaba en paz a los ciudadanos libres decidiendo en qué lugar y qué hacer tal día como el día del 1 de octubre.

Y en TVE la consigna llevada a rajatabla: ¡Sin novedad!. Telón y mutis