En el momento de iniciar el reportaje, por la calle Villafuerte sube en moto Juan Marín, quien pregunta dónde está la oficina de Endesa-Sevillana de El Palo. Al enterarse de que ha cerrado, muestra su desánimo. «Yo venía de la Malagueta por que ahí hay una cola de 30 personas sólo para pedir número y ahora han cerrado la de El Palo».
Juan explica que su intención era sólo entregar una papel en recaudación, «y ahora hay que esperar por lo menos una hora y cuarto, es indignante», exclama.
Francisco Guirado, de la asociación de vecinos de El Palo, recuerda que la oficina primitiva de Endesa-Sevillana en la calle Villafuerte llevaba en el barrio «más de 20 años», aunque hace unos pocos se trasladó al otro lado de la calle, un poco más arriba. «La persona que nos atendía era muy amable y ahora sólo está la Malagueta, donde tenemos que aguantar colas enormes», lamenta.
El presidente de la asociación de vecinos Zona Popular de El Palo, Rafael Caparrós, que ha recibido las quejas de vecinos y antiguos usuarios de esta dependencia de Endesa-Sevillana, no entiende cómo al barrio, «donde viven unas 45.000 personas, le han podido quitar las oficinas». El presidente vecinal cree que, al ser uno de los barrios más importantes de Málaga por el número de habitantes, no se merecen esto», por eso pide a la compañía eléctrica que reconsidere su postura. De la misma forma opina Antonio Rodríguez, de la asociación de vecinos del Palo. «La oficina estaba haciendo un gran servicio, aparte del personal que había». A este respecto recuerda que «estamos en la era de la tecnología y de internet, pero en este barrio hay gente que no sabe leer ni escribir y esa oficina le servía de mucho».
El dirigente vecinal lamentó que por motivos económicos, Endesa Sevillana cierre la oficina. «Estaba haciendo un gran servicio», recalca.
Los motivos económicos son los que no entiende Rafael Caparrós, que recuerda que este año acaba de subir la luz un diez por ciento. «¿Cómo no van a poder pagar al personal?», se pregunta.
Santiago González, presidente de la asociación de vecinos del Palo entiende la protesta pero también reconoce que hay poco margen de maniobra: «Es una empresa privada con su planificación que dice que hay que hacer algo con la mitad de personal y donde había tres ventanillas dejar dos y el usuario protesta».
También lo hace Carlos Aguilar, vecino de El Palo: «Deberían haberla dejado porque los paleños ya estábamos acostumbrados a ir ahí». Además, destacó que en el barrio vive mucha gente con dificultades económicas, «y con la crisis que estamos pasando, no estamos para gastarnos más de dos euros en coger dos autobuses para ir a la Malagueta y volver».
Francisco Guirado, por último, subraya una idea ya expuesta: «Aquí no todo el mundo sabe leer y escribir y navegar por internet»
Fuente: La Opinión de Málaga.