Se admite a trámite una querella contra el Gran Wyoming y Dani Mateo de "El Intermedio" por "haber hecho humor", al menos por "haberlo pretendido", de todas maneras por haber hablado de la gran Cruz del Valle de los Caídos que a su criterio era "una mierda", ¡caca,pedo,pis!, ¡eso no se dice, eso no se toca! y entonces y por eso y a raíz de una denuncia puesta por "los amigos del Valle de Los Caídos", pues parece que la justicia va a indagar a ver ¿si ha habido intención de molestar, de humillar . . .?.
Sin llegar al meollo de la cuestión, sobre si algo dicho tiene "maldita gracia o no", para gente sensible o menos sensible, que de todo lo hay, con una intromisión intolerante en la capacidad y posibilidad de opinar, sobre un aspecto de la libertad de expresión y de opinión que creíamos superado. Porque no interesa a nadie si a fulano le ha hecho gracia y a zutano no.
Pero claro es posible que el humor siga dando miedo. ¿Se acuerdan de lo que escribió Umberto Eco en "El nombre de la rosa"?, capaz de llevarnos hasta el malo de la historia, que era un fraile que odiaba la risa, y perseguía a los que se reían, y no tragaba a Aristóteles que fue quien escribió el dichoso opúsculo que tan mal de cabeza traía a Jorge de Burgos, porque se ponía de los nervios si escuchaba reírse, el que no podía ver y su mala baba era insondable y mortificante.
Durante bastantes años, en la puerta de mi aula, cuando trabajaba de maestro, en el lugar donde se colocaba el "don o doña del o de la maestra . . . " yo había puesto aquello de "El maestro Ciruela que no sabía leer y puso escuela". E invitaba a la sonrisa y no provocó ningún contratiempo.
Pero el humor y la risa siguen siendo muy peligrosos, porque quienes persiguen la risa la temen, les deja en pelota, desnudando sus rigideces mentales, su mala saña, sus razones agriadas . . . porque hay gente que instaura lo sagrado como intocable, lo sagrado hecho a su mano y criterio e interés, a imagen de sus mentores malencarados, inquisidores, acomplejados . . . frente a la risa que los demuda, que los deja en cueros. . . a expensas de acudir a la inquisitorial persecución del infiel que se parte de risa del . . . ostentador de "sus verdades absolutas", tan relativas y personales como dañinas y peligrosas.
Porque les van arrasar a sangre y fuego, ¡si pudieran!, y les encantan los sambenitos, y la sal en las heridas y la expiación de los pecados de . . . los demás, por supuesto, a golpe de azote inclemente.
En una involución que asusta.
Unidireccional.
Como ayer mismo, cuando se juntaron en la tele, un tal Bertín Osborne y otro tal J.M. Aznar, para reír unas gracietas, las suyas, y para asegurar a lo largo de casi cuatro horas, de escasísima audiencia, afortunadamente, que la foto que más le gusta al soberbio hombrecito, el mismo que fue presidente de nuestro país, es la de la isla de Las Azores, ¡recalcitrante!, como para tomárselo a chacota al "hombre ombligo", provocando la risa de los televidentes que nos enteramos de las ocurrencias que puede traer consigo lo rancio y lo reconcomido.
Así que a reírnos de nuestra sombra, aunque les moleste, con su ojo puesto en nuestras carcajadas, porque no las soportan, porque sienten que se les escapan . . . los "descojonaos" de la risa y la carcajada.
Porque ya da risa que no grima la ristra de grimas, de verdades intocables y reveladas, las cosas serias y muy serias . . . vomitadas por estos mariachis de la gravedad tan impostada como impune, hoy por hoy y todavía.
Como para no dejarnos de partirnos la caja de reír a ver si se les avinagra aún más la hiel que hace tanto que se les reventó.
Bendecidas pues las cruces y las espadas, en nombre de sus dioses, sus héroes, sus fes y creencias, . . . mientras el resto nos vamos riendo de la vida bien amada, fraternal y solidaria, contra tanta cuestión inatacable, ¡córcholis!.
Y en cualquier caso bienvenida sea la risa y el humor, incluso y sobretodo el irreverente, . . . aunque no les haga gracia.
En tiempo de pasión y penitencia, para dolor y sacrificio de quienes van a reírse sin moderación ni recogimiento.
Y al trullo, siquiera preventivo, titiriteros, tuiteros, raperos, cómicos, . . . de mala laya, sin duda, por escasamente "correctos y convenientes", y si hace falta que se vuelva a aquello de "cómicos de la legua" obligados a acampar más allá de una legua de cualquier población habitada. ¡O que se creen!.
Torre del Mar abril – 2.017